Espejismos de amor

¿Y si el amor no fuese más que un oasis,
acaso el desierto impediría el darle alcance?

¿Y si en mitad del camino,
qué sé yo si es yendo o regresando,
la arena borrara su sitio
y nunca se hallase o recobrase,
acaso entonces dejaría de existir?

¿Y si en el horizonte, muy lejos,
una vez transitado casi todo lo seco,
unos destellos delatasen su abundancia,
acaso no sería motivo de avance
aun sabiendo que aquello que veo a lo lejos
en realidad, es manantial de aquí dentro en el pecho?

No sé muy bien si el amor es un oasis
un océano o una montaña escarpada,
lo que sí sé es que en mi destino es invariable
y cada vez lo siento, cálido y tierno,
como en el vientre de mi madre
como si sólo existiese eso
y lo demás es un espejismo y otro y otro,

algo así como los adornos de las fachadas
que a las casas hacen bellas
pero no más ni menos casas,
ya que son vientres de madres
es decir: hogares, si es que en su interior
el calor es producto de darse…

En fin, ¿y si el amor fuese un volcán
y su erupción su máximo exponencial,
destrucción y construcción (camino)
haciendo del mar tierra firme
y del fuego extensión del emerger genuino,
acaso yo no querría extinguirme continuamente,
ser Pompeya, atestada de gente y guerra
y luego una costa dorada rebosante de vida,
con vistas a hermosas playas
y un sinfín de posibles moradas?

César C. Barrau
22-10-2022