En un alto del camino

Miguel Ángel Miguélez



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En un alto del camino

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*

 

En un alto del camino

donde el cielo se divisa;

detenido, ya sin prisa,

mi espíritu peregrino

reconoce su destino.

Atrás quedaron los días,

lejanas las lozanías

entre surcos, y anhelantes

de molinos y gigantes;

de quijotes y utopías.

 

A tiempo lo dimos todo;

semilla de tempestad

trunca a la realidad

hasta diluirse en el lodo.

No sé decir del periodo

bueno o malo, la verdad,

pero el paso de la edad;

algunas veces sereno,

otras rápido y sin freno;

siempre fue por voluntad.

 

Y, si tuviese que ver

de nuevo lo recorrido;

como el ave hasta su nido

a ti vería, mujer.

Y así, al volver a creer

en el amor y la vida,

cerraría aquella herida

que los años han abierto;

cóncava nave en el puerto

próxima a la despedida.

 

En el mar en que se agitan

los cantos de las sirenas

por debajo de las venas

que los pétalos marchitan.

En la espuma en que levitan

las aguas que domeñares

la floresta, en colmenares,

brota y zumba a lo profundo

y asciende, raudo y rotundo,

un aroma de azahares.

 

De tu boca, el limonero,

de tus ojos, el espacio:

ágata, rubí, topacio;

joya y flor que yo venero.

De tu piel, ninfa de Homero,

sudorosa la ambrosía

trémula baña la umbría

y la luz del tibio sueño

en que tu cuerpo fue dueño

del mío y tú fuiste mía...

 

¡Que se nos lleve la noche!;

que no sabe de nosotros

que primero fuimos potros

que, de trotar con derroche,

nos engarzó con su broche.

Que nos hicimos raíces,

que nos bebimos felices;

que hollamos por la virtud

en pos de la plenitud

sin razón ni directrices.

 

Y que encontramos en cada

uno de los pasos dados;

caricias a los costados

de las telas de la nada.

Por eso ahora, mi amada,

desnudos como nacimos

(de las vides los racimos

maduros en la vendimia),

somos el oro de alquimia

tras del crisol que vivimos.

 

Mas, no es que tenga razón,

es que siento que es así;

que lo que hacemos aquí

ha de ser de corazón.

Pues si no, será traición

a nuestro ser y conciencia;

y necia nuestra creencia

que del amor somos hijos.

Necios, pues, los crucifijos;

necios Judas sin clemencia.

 

 

II

 

Son los años mudo poso

que en el cáliz se acumula

mientras ardiente circula

en el recuerdo, copioso,

un olvido rumoroso

con sabor a eternidad.

Las calles de la ciudad,

perdidas sus primaveras,

exudan por las aceras

residuos de la verdad

 

en un dolor de farolas

que se encienden y se apagan

cuando, taciturnas, vagan

sombras difusas a solas.

¡Qué melancólicas olas;

que vienen, vuelven y van

cosidas al mismo hilván

de la historia en un aparte;

representando aquel arte

de aquello que no serán!

 

Pues tienen siempre presente

que el futuro nunca llega

y el pasado otra vez niega

el valor de ser afluente

en un río sin vertiente.

Las aguas de la esperanza

se tiñen; la sangre avanza

y negra se coagula

en un pozo en que, sin bula,

a cataratas se lanza.

 

Mas es aquí en la caída

(donde el hambre de los hombres)

que, por la sed de sus nombres,

han de encontrar la salida

y, a sí, ganar la partida.

En la búsqueda incesante;

en el viaje, que adelante

se abre en torno a cada meta

como oscura luz, secreta,

que en su interior se levante

 

y brote en flor de verbena;

en lirio, jazmín o rosa,

para hacer de cada cosa

un nuevo grano de arena

con que colmar su alma buena

con todo tiempo vivido,

dejando solo al olvido

a la misma soledad,

pues tenemos libertad

por elegir haber sido.

 

Por decidir ir de a dos

se halla el camino en llanura

y se descubre más pura

la transición hacia Dios.

Por eso vivo por vos

y alimento mi pasión

en la cálida ilusión

de deshacerme contigo

bajo el valle de tu ombligo

para hacernos comunión.

 

No me pregunto si puedo

perderme en pos del placer,

pues es tan fuerte el querer

que no resiste ni el miedo

al poder de nuestro credo.

Donde se funden los lazos

al fuego azul de tus brazos

hasta que llegue la aurora

de la piel, que nos devora,

y nos desgarra en retazos

 

de ti y de mí y que, callada-

mente, el desnudo silencio

por el que te reverencio;

tras del gemir, de la nada

me hace sentir así cada

uno de todos tus gestos

y tus latidos; dispuestos

a sernos una vez más

y descubrir que, quizás,

son nuestros polos opuestos

 

los que se atraen con furia,

los que nos mueven a dar

el agua al inmenso mar

que gobierna la lujuria.

Allí un segundo es centuria

y los límites del viento

se diluyen al momento

en un compás jadeante

que nos eleva vibrante

al cénit del sentimiento.

 

 

III

 

Espero que no te importe

que cante mis soledades

al son de las potestades

antes que el día se acorte.

Vayamos, pues, por el norte

sobre los mares y el hielo

donde las nieblas al cielo

ocultan blanco su azul

cuando la nieve es un tul

liviano sobre tu pelo.

 

Mientras al sur otra meta

de trigo blando se azora,

y la caja de Pandora

abierta todo lo inquieta

junto a tu dulce silueta

de yerba, de flor y espuma

que en el furor de mi pluma,

entre llanos y barrancas,

recorro y llego a tus blancas

estelas de sal y bruma.

 

Para virar a poniente,

donde Febo, en el celaje,

se desviste de su traje

y besa a Selene ardiente

en la marea creciente.

Allí tu piel tibia toca

los límites de mi boca

y se expande al infinito

de los aires aquel grito

que, entre espasmos, nos sofoca.

 

¡¿Qué simpar hechicería

me devana en la tormenta

en que aleve se presenta

toda tu geografía?!

Si fuera Dios lo sabría,

mas soy hombre y pecador

y, en mi afán, y por mi honor,

desconozco la respuesta

pero algo me manifiesta

que nadie peca de amor.

 

Así pues, nada nos queda

por descubrir en el mundo,

lo primero y lo segundo,

todo se va tras la rueda.

Deshojada la alameda

el campo se desvanece

mientras el agua decrece;

y el puente que la encorseta

deja pasar la carreta

que, con su carga, fenece.

 

*

M.Á.M.

*

Ver métrica de este poema
  • Autor: מיכאל (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de octubre de 2022 a las 17:06
  • Comentario del autor sobre el poema: No puedo llamarlas espinelas pues solo lo son algunas, pero décimas son todas. Poema de 2014 que espero que os guste pese a su extensión... ¡Ah!, y cambiando de tercio, este mensaje es para Isla: Vale que tengo bastante genio, pero creo que aún no te he dado motivo para que me ignores así que asumo que ha sido por error... Anda, porfa, quítame la X... No veas lo frustrante que resulta no poder responderte ni comentarte 😉
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 71
  • Usuarios favoritos de este poema: Omaris Redman, alicia perez hernandez, Ann🌼, Texi, Daario, Tommy Duque, Raúl Carreras, Alberto Escobar, Alexandra L.
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Comentarios6

  • Aliscrist ✨

    Mil disculpas no sé como pasó... Listo ya la quité.

    Y las décimas, geniales, vale la pena leerla hasta el final.

    Un abrazo ✨

    • Miguel Ángel Miguélez

      Gracias Isla!!! Qué alegría poder responderte 😁

      Un abrazo!!

    • Omaris Redman

      "De tu boca, el limonero,
      de tus ojos, el espacio:
      ágata, rubí, topacio;
      joya y flor que yo venero.
      De tu piel, ninfa de Homero,
      sudorosa la ambrosía
      trémula baña la umbría
      y la luz del tibio sueño
      en que tu cuerpo fue dueño
      del mío y tú fuiste mía..."

      Hermosos versos!

    • 🔥Ls. Angel

      Una maratón, 👍👍👍🤠

    • MISHA lg

      preciosas decimas poeta gracias por compartir
      ¡¿Qué simpar hechicería
      me devana en la tormenta
      en que aleve se presenta
      toda tu geografía?!
      Si fuera Dios lo sabría,
      mas soy hombre y pecador
      y, en mi afán, y por mi honor,
      desconozco la respuesta
      pero algo me manifiesta
      que nadie peca de amor.

      besos besos
      MISHA
      lg

    • Raúl Carreras

      Espectacular!!!!

    • Alberto Escobar

      Me ha venido a la mente la Soledad primera, o segunda, de Góngora, eso sí, traducidas al lenguaje actual. Me ha parecido una composición genial, larga también 😜. Un abrazo Miguel,



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