ME DAN MIEDO LOS RECUERDOS

EL QUETZAL EN VUELO



Tengo miedo de salir a la tarde y que el viento no me traiga tu olor, de no encontrar en la noche los versos que me dejaste colgados de la luna. Tengo miedo de que la sombra de la noche no refleja tu figura junto a la mía. Me da miedo que mi guitarra se avergüence de mis manos y no quiera gemir sus notas, cuando acaricie su cuerpo de madera, al caer sus cuerdas y quedar muda. Me aterra saber que esta tarde no escuchare tu risa haciendo música en el corazón del poema.

 

No quiero escuchar nada más que tu voz haciendo música con mis sentimientos, porque la verdad; me molesta el viento que arrastra ese otoño vacío y frio que anuncia el hastío en las almas de los poetas. Me molesta la cerrazón de mi garganta que no quiere emitir su voz de auxilio, de todos esos sueños que sean roto al caer de mi almohada y se pierden en pedazos diminutos, callados, sin razón ni memoria de la noche que tus pasos bailaban al tocar la luna con su luz, tu cuerpo.

 

No quiero que venga la noche a reprocharme olvidos de recuerdos que tuve en algunos insomnios. Es por eso que he cerrad las puertas y ventanas de aquel lugar donde encierro cada mañana ese amasijo de sueños rotos que no logro terminar la mañana y quieren en el día pasar en el rostro de todas las caras que sonrientes, gozan del abrazo de su pareja al pasear por el parque y yo solo sin poder consolar mi abandono, ni calmar mis miedos que se vuelven temores.

 

Dejame caminar solo por este valle de espinas, quiero pisar con mis plantas todos esos sueños despedazados que vagan irónicos por toda la habitación. No te asustes si vez que sangro letras de los pies a la cabeza, es necesario, que en esta noche de dolores, sufran esas nostalgias para que mueran, los recuerdos y nunca más vuelvan a perturbar, esta ilusión tan temerosa de hoy, si has de venir, hazlo ya; porque la noche esta cobrando venganza y el vino se abrazo a su sentencia.

 

Sí, haces bien en marcharte, no trates de consolar mi alma, ni apacentar mi espíritu, deja que fluya la desgracia, que salgan todas esas emociones atrapadas. Me quedare solo, sentado en el piso, escribiendo en el humo, olvidando los recuerdos de que mi mente está desechando. No se trata de olvido, no existen los recuerdos, es solo la noche como fuerte Vendaval que está limpiando mi alma. Dejare mis temores, me vestiré de luz y caminare, como zombi, pensando que vivo.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.