Preñez, cuarto mes.

José Luis Barrientos León

 

El cuarto mes

 y las flores brotan en el vergel,

el río amanece con sus quietas ondas,

mientras las aves dan vueltas y cantan,

bajo el alto cielo,

donde el viento grita oraciones al Supremo.

 

El cuarto mes,

las gaviotas vuelan sobre arenas infinitas,

los árboles silban trinos,

y la lluvia llora esperanzas,

ante el anciano abrumado por sus canas,

como hojas infinitas,

que caen arrastradas por el viento.

 

El cuarto mes,

los sueños nacen imperturbables,

flotando sobre nubes, perfumando el alma,

doblada sobre la sombra mágica del crepúsculo,

donde la vida gira,

sobre la blanca seda de tu espera.

 

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