Ramillete de recuerdos

Freddy Kalvo

Ramillete de recuerdos

me dejaron en el alma

los muchos jardines bellos

que regué cuando pasaba

admirando los colores

de la flor enamorada

cuyos pétalos muy suaves

fijamente los miraba

y mis manos y mis dedos

con ternura acariciaban.

 

Qué bonitos ramilletes

con recuerdos de alborada

se quedaron para siempre

y hoy mi vida la acompañan

con sabores exquisitos

que son dulces como caña

cuando bebo los recuerdos

de mi vida ya pasada.

 

¡Oh preciosa primavera,

quién ahora no te extraña!

Si el otoño y el verano

deja ramas deshojadas

y el fruto saboreado

se secó en la vieja rama

donde se posó el jilguero

que por tarde ya no canta.

Y si nada es para siempre

todo cambia y todo pasa.

Van pasando las alondras

con sus alas remozadas

y al vaivén de suaves vientos

de alegría siempre cantan

y los pájaros felices

van volando a las montañas

a crear sus propios nidos

con el alma liberada

renovando primaveras

cuando extienden bien sus alas.

 

Los recuerdos en la vida

son la luz de la mañana

que quedaron alojados

muy adentro en las entrañas

y jamás serán borrados

aunque lejos se marcharan

porque son como riquezas

en el alma atesoradas

que ni los atardeceres

ni las olas en la playa

borrarán en las arenas

ese nombre de mi amada

porque se quedó muy dentro

el suspiro y la palabra

que salían de su boca

y sus labios, que besaba.

 

¡Oh preciosa primavera,

todavía no te vayas...!

Que las flores sigan vivas,

con corolas delicadas.

Que las gotas de la lluvia

sobre tu belleza caigan

provocando que ellas formen

un collar de perlas blancas

que te adornen para siempre

como la noche estrellada

con chispazos luminosos

que mis ojos admiraran

porque pasa luego el tiempo

aunque el tiempo pronto es nada.

 

Hoy mis versos romanceros

el pasado bien destacan

porque fue muy floreciente

aunque a veces, se esfumaba,

por la lluvia de tristezas

al llegar la madrugada

que aunque amaneciera oscura

con el sol también marchaba.

 

Y así fuimos caminando

con la luz de la mañana

con espíritu valiente

soportando marejadas

que a pesar de los dolores

que en el alma siempre calan

el camino estaba claro

y la meta proyectada.

 

¡Ramillete de recuerdos

que mi mente siempre extrañan

viajarán siempre conmigo

hasta mi última morada!

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