LA CITA (cuento)

lacarmentere

Llegó al bar media hora antes de lo acordado, insólita actitud en ella que siempre llegaba tarde a todos lados, pero esta vez su ansiedad pudo más que su eterna enemistad con los relojes.

 Se sentó en una mesa apartada y solitaria, desde la que podía ver hacia la entrada. Se había esmerado mucho en arreglarse porque quería causarle una buena impresión. Era la primera vez que se verían, cara a cara, porque ya habían intercambiado fotografías.

Lo reconocería? se preguntaba mientras llamaba al mozo para pedirle una gaseosa. Como no fumaba, no sabía qué hacer con sus manos y,  mientras su mente divagaba en confusos pensamientos, sus dedos giraban incansablemente sobre el borde del cenicero.

 Él le había pedido encontrarse para conocerse (¿o había sido ella?) en una de esas largas charlas por el chat en igualmente largas noches desveladas. Y aquí estaba sentada esperando, sintiéndose ridícula, protagonista de una escena hartamente usada en las novelas: "dos que se citan para conocerse en un bar de mala muerte", sólo le faltaba  llevar una rosa roja en el pelo y él otra entre sus manos (se rió por dentro). Su costado realista la sumía en estos irónicos pensamientos, mientras su parte soñadora comenzaba a imaginar un romántico encuentro. 

 Muchas noches había fantaseado con viajar por todos los lugares que él le contaba en sus conversaciones. Si supiera cómo pequeños comentarios suyos la hacían soñar con una vida diferente, la hacían jugar en su mente a ser un pájaro libre en busca de placeres y olvidos, algo que estaba a años luz de su tranquila, rutinaria y monótona vida.

 Por eso estaba aquí, ahora, atreviéndose a soñar, dándose un permiso, buscando ¿quién sabe? tal vez un nuevo destino, o un momento inolvidable, una caricia para su alma o un regalo para su cuerpo adormecido.

 Observó varias veces su reloj pulsera, las agujas parecían no moverse y comenzaron a asaltarle las dudas. Y si no venía? ¿Y si todo era un mal chiste? ¿Y si había viajado cientos de kilómetros para ser burlada?, después de todo ¿qué sabía de él?, sólo que era un tipo separado, tal vez desilusionado...que cantaba...que viajaba...pero en definitiva no sabía cómo pensaba, ni que sentía, ya que a pesar de tantas horas conversadas, él nunca había desnudado su alma.

¿Qué pensará de mí? se preguntaba, ¿creerá que soy una loca solitaria? ¿o una mujer aburrida en busca de aventuras? Tal vez no se equivocaría...

 De repente tomó una decisión, se iría antes de que él llegara, haría de cuenta que nunca estuvo en ese lugar, ni siquiera averiguaría si él había ido, mejor dejar todo como estaba, mejor continuar con su vida de siempre, mejor no arriesgarse...mejor no soñar...

 Le hizo una seña al mozo, dejó el dinero en la mesa y salió apresuradamente hacia la calle.

 

 Él había gastado la vereda, yendo y viniendo, observando insistentemente la entrada del bar que estaba enfrente. Quería verla llegar, ver qué aspecto tenía. Su foto le había agradado pero ¿cómo sería su cuerpo? ¿y su caminar? ¿sería bien femenina?, todo eso no se puede saber a la distancia y tampoco se puede preguntar, no quería llevarse una sorpresa, aunque uno diga lo contrario, el aspecto físico ¡Sí que importa!.

 Todavía no sabía bien qué estaba buscando, ¿una aventura tal vez? sería estimulante pero...después qué? ¿Y si volvía a sentir ese vacío como tantas veces le había ocurrido?, conquistar a una mujer, seducirla y después darse cuenta que no quedó nada, que la soledad volvía irremediablemente como un quiste rebelde.

 Tampoco quería algo serio ¡No!, demasiado ya había tenido con sus dos matrimonios, al principio todo bárbaro pero después venían los problemas, la rutina,  los malos momentos, los reproches, en fin, algo que prometía ser hermoso terminaba sumiéndolo en la desazón. ¿Cuál era el camino entonces? ¿Cómo es que se encontraba en esta encrucijada a esta altura de su vida?.

 Sabía lo que no quería. No quería estar solo, no quería volver de su trabajo y no tener una sonrisa esperándolo, una caricia, un mimo, un oído, una palabra. Necesitaba otro ser a su lado, alguien que lo amara, alguien a quien amar, con quien compartir, luchar juntos. Pero, si ya lo había intentado reiteradas veces y había fracasado, no podía permitirse un nuevo error.

 Entonces ¿qué estaba haciendo allí? ¿Y si la mina era una histérica y no podía sacársela mas de encima?

 Mejor hacía de cuenta que nunca había estado allí, ni siquiera averiguaría si ella había acudido a la cita, mejor continuaba con su vida de siempre, solitaria sí, pero segura, mejor no arriesgarse, mejor no soñar...

 Miró por última vez hacia la otra vereda y decididamente se alejó del lugar.

 

 En la esquina Ella y Él se cruzaron, pasaron tan cerca uno del otro que casi se rozan, pero ni siquiera se miraron.

 De todos modos, la gruesa coraza de prudencia y conformismo que ambos se habían colocado, les hubiera impedido reconocerse.

                                FÍN.

 

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Comentarios7

  • Omaris Redman

    Me encantó tu historia por ser muy real, a veces el miedo a arriesgarse coloca frenos a nuestra vida, y empezamos con aquella frase famosa "hubiera tal o cual"...saludos amiga, feliz miércoles,

    • lacarmentere

      A medida que pasan los años y vamos ganando en experiencia solemos perder el espíritu de aventura y medimos tanto los riesgos que, por no equivocarnos , preferimos quedarnos como estamos.
      Gracias querida Omaris 🥰

    • MISHA lg

      wow!! muy intenso este cuento, poetiza gracias por compartir
      ¿Cuál era el camino entonces? ¿Cómo es que se encontraba en esta encrucijada a esta altura de su vida?.
      Sabía lo que no quería. No quería estar solo, no quería volver de su trabajo y no tener una sonrisa esperándolo, una caricia, un mimo, un oído, una palabra. Necesitaba otro ser a su lado, alguien que lo amara, alguien a quien amar, con quien compartir, luchar juntos.
      besos besos
      MISHA
      lg

      • lacarmentere

        Gracias querida Misha. Me alegro que lo hayas disfrutado 🥰

      • gaston campano

        En mis años mozos La mujer se hacía esperar, con la liberación femenina la que espera es ella según los tratados del buen coordinador,Bueno el cuento valora una grata conversación (chatear) pero las dudas matan , por lo que ambos deciden acabar yéndose.
        Una manera grata de escribir , ya que de cuentos trata.pienso que con el tiempo serás mi cuentera favorita, pues la que tenía se arrepintió de conocerme, y tomo las de villa diego.
        Muy entretenido tu cuento ,ágil y no aburrido sino entusiasmado relato.
        Un saludo cariñoso.
        P.D. Mas tarde seguiré como cuentista.

        • lacarmentere

          Qué bueno que escribas cuentos también. Me encantaría leerlos.
          Gracias por tu comentario, lo valoro mucho.
          Abrazo Trasandino🥰

        • Rafael Escobar

          Una hermosa historia, como para hacer un guión cinematográfico. Mi cálido abrazo te lleva mi admiración con mucho cariño.

          • lacarmentere

            Si conocés algún director de cine envíaselo y luego cuando adaptemos el guión colaboras conmigo jajaja.
            Abrazo 🥰

          • Kapirutxo

            Un relato bien elaborado, descriptivo, profundo y ameno.
            Mi enhorabuena.
            Un saludo

            • lacarmentere

              Gracias querido Kapirutxo 🥰

            • VOZ DE TRUENO😉

              EPA, por poco me atropellas, me pregunté, sería ella? Y me respondí:
              No, no puede ser tan bella. Y abracé mi soledad, seguía siendo mi compañera.

              Excelente relato 😘😘😘

            • lacarmentere

              Es que me había esmerado en arreglarme, si me vieras cuando me levanto toda despeinada y sin maquillaje, dirías " qué bien hice en ignorarla"😃😃😃
              Abrazo 🥰

              • VOZ DE TRUENO😉

                Me respondiste fuera del guión por eso no me di cuenta.
                Seguro tu eres bella, vestida para fiesta y al desnudo cotidiano. No lo dudo.😘😘😘



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