Luciérnagas en el día Número 2 Nueva temporada Edgardo Benitez 26 julio 2022

Edgardo Benitez

Luciérnagas en el día
Número 2 Nueva temporada
Edgardo Benitez
26 julio 2022
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Regalo
Soy campirano y a mi regreso del norte, espero encontrar un sitio donde perciba el perfume que desprende la tierra mojada, los sonidos que sueltan los perros, el ganado, las gallinas y el sabor a caramelo de la molienda.
Me bastó una mirada para saber que en aquella propiedad no había agua. Y aunque mis pensamientos apuntaban a encontrar una hacienda adecuada para el cultivo de la Caña de azúcar, no podía decir lo contrario mientras no hiciera algunas pruebas de suelo.
Solo no deseo llegar donde madre con las manos vacías.
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El despertar
Lo primero que notó al despertar fue su mano que, cercenada, sobresalía a un costado de la almohada. La sangre brotaba incontenible. Ante el tremendo susto, se tiró de la cama y caminó a toda prisa hasta el grifo, pensando cómo enjuagarse. Era algo fantástico, ¡perder una mano y no sentir dolor!; además, la sangre dejó de brotar y la cortadura cicatrizó rápidamente, todo en el tiempo que transcurre al ir desde la cama al baño.
Aunque sabía que la felicidad no dependía de la presencia de un miembro, también sabía que le haría falta para escribir, para señalar a otro, cocinar
y todo lo que corresponde hacer con ella. También pensó que contaba con la otra. Como no tenía claro cómo la perdió, se preocupó entonces por conservar y proteger la que le quedaba. Después pensó en una manera apropiada para deshacerse de la que hasta ese momento había sido su fiel compañera. sacó del ropero la toalla nueva que le regalaron por navidad y la extendió en la cama para envolverla con mucho cuidado, luego usó una bolsa de azúcar de reconocida trayectoria nacional, fabricada con el mejor polietileno. La llevó hasta el jardín y la enterró en la parcela de la rosa roja.
En unos cuantos días, la rosa creció de forma extraordinaria, con aroma auténtico y profundo; y pensó en algunos otros sucesos que podrían ocurrir si malgastaba otras partes del cuerpo más primordiales.
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El bus
La salida del turno de noche de la fábrica. Caminó por la carretera rumbo a la parada del autobús, agotado, solitario. Con paciencia, se sentó a esperar. La última unidad del transporte público se acercó a toda velocidad. Le hizo la parada. El autobús pasó de
largo sin ponerle atención.
Al segundo día, la salida del turno de noche de la fábrica. Agotado, solitario, caminó por la carretera hasta llegar a la parada del autobús. Con paciencia, se sentó a esperar. La última unidad del transporte público se acercó a toda velocidad. Esta vez, para hacerle la parada, alzó los brazos como una señal de auxilio y, sin ningún recato, el autobús pasó de largo sin prestarle atención.
Al tercer día, a la salida del turno de noche de la fábrica, agotado, solitario, caminó por la carretera hasta llegar a la parada del autobús. Con paciencia, se sentó a esperar. La última unidad del transporte público se acercó a toda velocidad. Le hizo señal de parada. Esta vez, casi es atropellado por el ómnibus; lo vio irse de largo.
Con serenidad se sentó a reflexionar acerca de las causas de la crisis existencial por la que atravesaba el mundo, y lo asaltó la duda de si en verdad él también había existido alguna vez.
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El anciano
No era tan viejo para no reconocer que era el dueño de su propio tiempo, que nadie le impondría falsos recuerdos, fechas ni horarios, que era capaz de recordarla a ella, que podía percibirla. Aunque no era tarde para reconocer que estaba sólo y que todo `podría terminarse en un instante, continuaba siendo el dueño de su agraciada “Preciosa”.
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Viaje
Su viaje a Estados Unidos de América, no significaba placer, lujos, conocer otro país. Llegar a Estados Unidos de América era ir con su hijo a visitar el hospital más importante para niños con cáncer, el St. Jude Children’ s Research Hospital de Memphis (Estados Unidos de América).
  • Autor: Edgardo Benitez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de julio de 2022 a las 19:14
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 20
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