Carta para los pájaros

Tal vez, cuando todo parecía secular, el infinito llegó para mostrar seis cabezas atadas a los huecos de un templo. Cuando han volado los sujetos, los predicados aparecieron.. pero los sustantivos y cinco andamios, me llevaron a escalar por cuatro piernas rosas, carentes de fulgor. 
¿Y dónde existen los duendes? o mejor dicho, la pregunta es ¿Dónde viven los guanacos? ¡MI MUNDO ES ÉSTE! no quiero ser feliz, no quiero ser tristeza, sólo quiero ser. ¿Por qué el mundo gira, y yo debo girar con él? Yo no soy humedad, ni mucho menos misterios.. yo he nacido en todos los bailes, y sí, también me voy a morir en todos los cantos. ¿Y esa ley natural de los encuentros, me llevará a toparme con algún duende baiano? y no quiero excusas, ni mucho menos sombras. Yo soy una bitácora de alfombras, y también la muerte de mis propios sentidos.. ¡Y es que no puedo ser eso! porque a la vez, sólo puedo ser mucho más... Todo lo que creo, es todo lo que puedo ver... ¡Ésta es mi cámara! la cámara de este perplejo espíritu... esta cúpula de azufre, donde yo quiero ser el tiempo desnudo de esta pintura renacentista, llena de ángeles vestidos con carne y playas huecas... ¡Y en todas las manos del cielo, está el azul de los sermones!

                                  -Carta de Príncipe, para los pájaros (24 de enero del 308)