OTOÑO

Maribel del Ser

 

            Claudia amaba escribir, era su refugio favorito desde la adolescencia y continuaba siéndolo aún en la adultez.

            No se trataba de publicar sus escritos, sino de conservar sus recuerdos… sobre todo los más sentidos.

            Guardaba sus cuadernos celosamente.

            En el armario le resultaba fácil ubicarlos, ya que estaban por orden del primero al último.

            Ese día se sintió especialmente inspirada.

            Caminó despacio, como en trance… y se dirigió al balcón del primer piso; el sol daba de lleno y, abrigaba la fría mañana de otoño, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires.

            Se sentó frente a una mesita, que hacía las veces de  repisa para una planta. Claudia la miró y le quitó algunas hojas marchitas… y así sintió su alma

            «Otro otoño más» pensó 

            Y abrió su cuaderno numero cincuenta…, notó que era la última hoja del mismo, la que aún estaba en blanco.

 «El final de una historia más, como el otoño al terminar el verano»  pensó

            Tomó la lapicera y comenzó a escribir; los temas se agolparon en su mente… a tal punto que se abrumó, su mano recorría el papel velozmente con una urgencia nueva, desconocida. En unos momentos la escritura ya era caótica, desordenada, fuera de control. Se detuvo. Miró el cuaderno y se dio cuenta, en medio de su asombro, que las frases escritas pertenecían a sus antiguos cuadernos. Sus recuerdos más profundos volcados en palabras nuevas, frescas, vívidas; danzaban en la última hoja del cuaderno cincuenta… 

     El mensaje le llegó en otoño, los cuadernos le hablaron…y comprendió que era su último cuaderno y  …, también su último otoño.

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