He yacido, yazco y yaceré...

Haz Ámbar

He yacido, yazco y yaceré pendiente del mismo corredizo cordel en tensión exacerbada (hasta que se emita un juicio estridente), el cual se extiende hacia el nebuloso despeñadero y quizás incluso lo perfore, los depredadores sanguinarios y de atroz voracidad ávidos a la procura de mi pañuelo húmedo secándose al viento, por atrapar en sus mazmorras de perentorio marfil todo lo que mi cuerpo no abarca galopan veloces obstinados e impertérritos. Para colmo de mi desdicha, bien sé que nunca cederán... Repugnante manjar primigenio de los océanos inconclusos (allá en la distancia remota)..... Tal vez el estruendo espumeante tras mi paulatino desplome colina abajo sea la definitiva compensación y a ambos lados de la calzada se coordinen y simbióticamente cooperen en armonía los vivaces colores del desamparo autoimpuesto lejos de mi alcance... O tal vez no (sea así), tal vez las innumerables desviaciones a su vez divididas en numerosas bifurcaciones agresivas y apabullantes atronadoras que en la confusión a uno sumergen impías, ramifiquen originando estallidos espontáneos y oquedades cavernosas a fuerza de montículos de entrañas serpenteantes y viscosas en incesante crecimiento; interrumpidos silencios perpetrados por contínuos desprendimientos de cosas que chapotean al caer. Desagradable regocijo..... Treparé y Treparé como araña en mis dominios y deliberadamente en algún momento me detendré insensible para enredarme en mi propia trampa (mortuoria) sin nunca haber abandonado el trayecto, que reside justo donde un desventurado señala entre los rastrojos de su barcaza miserable a la deriva (naufragio) y el oleaje furioso quien con su voz ornamentada por cuerdas de gigante farfulla, asciende desde lo insondable, retumbando en todo lo alto, idóneo padre a pesar de ello... Patalearé y patalearé, atizaré con todas mis fuerzas descarnadas al ángel nutricio que ose en su regazo cobijarme, maestro estrangulador lo sometería a la gravedad desmitificadora, oprimente, oprimiendo su pecho con todo el peso de mi desengaño le brindaré el conocimiento supremo en breves sesiones cuales estériles esfuerzos, convulsos pero incompletos de degradación capa por capa roca por roca, a dentelladas salvajes, que vea y que compruebe por si mismo... Finalmente coaccionado absorberia las brasas subyacentes empleando sus cuencas oculares como recipiente y con su ración emprendería el regreso al pie de la misma tierra que someterá también sus plantas orgullosas de inocencia mancillada. Indudablemente me lo reencontraré en el devenir de los (tiempos?), pero cuando eso suceda aquellas alas removerán el suelo procurando impulso en un naufragio sin fin, mientras el viento lo zarandee como dándole la bienvenida, un nuevo péndulo ya habrá sido tendido a la merced del viejo imperecedero cordel..... Presa de sus propias presas enredarse.......... 

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