Sombras,
pies dorados,
cinco niños
se refugian
en las plazas,
sin miseria,
sin cartón..
En un mirar tenue,
los muñecos se
desvelan con la
niña que llorando
por un niño se quedó...
Mi piel ya se expandió
como un río, como un
cauce, como un llanto
o un reloj..
Y es ésta la minerva,
de una dahlia, o de
veinte días sin calor..
Tu vientre ya se abrió...
Y así, un nuevo día,
lentamente apareció..
- Autor: Joaquín Adduci ( Offline)
- Publicado: 7 de junio de 2022 a las 00:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 39
- Usuario favorito de este poema: alicia perez hernandez.
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