AGRADABLES VISITAS

Edmundo Onofre

Hoy tocaron a mi puerta las palabras,

venían contentas, alegres a verme...

les dije que eran bienvenidas.

Eran tantas que tuve que abrir mis ventanas

para que pudieran entrar prontamente.

Venían alegres como dije;

pero algunas venían tristes...

que fueron las últimas en entrar.

¡Me gustan las palabras!

Las alegres y también las tristes.

Las alegres para hacerme feliz,

haciéndome reír a carcajadas

y remedio para mi alma.

Las tristes, un mal necesario,

porque son sinceras, justas y verdaderas.

Jugué con ellas hasta más de la madrugada...

formé bellas oraciones que me dictaba

el alma;

hice hermosos castillos con ellas,

cree puzzles, adivinanzas, poemas y misivas.

(¡Son fantásticas las palabras!

ellas nos permiten,

con su generosidad, conocer el mundo,

Durante las horas que pasamos juntos

fraguamos una gran amistad, la que estoy seguro,

para siempre perdurará.

Ellas me regalaron mensajes de afección;

yo les respondí con recados extravagantes,

cargados de confusión

con el propósito de que ocuparan

más minutos en descifrar

los contenidos de mis textos

y poder yo permanecer

el mayor de los tiempos con ellas.

... ya hacía muchas horas que había entrado

el sol por las ventanas... ellas se fueron

de mi casa a media mañana.

Pero al momento de irse

un regalo me obsequiaron:

unas hermosas fotografías de ellas,

que juntas en un libro

formaron un diccionario.

expresar todo lo que queramos

en segundos...)

 

 

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