Soledad y deseo

Pasan las noches y aún sigue fría la esquina de la cama. Solo las sombras oscuras y el silencio ensordecedor de la ausencia, la unica quien grita por toda la habitación. Solo los recuerdos me acompañan en esta odisea fría y solitaria, dónde solo el deseo y las ganas me impulsan a imaginar todo lo que anhelo hacerle, todo lo que su piel me inspira como recorrerla completamente hasta los rincones menos explorados, escalar las montañas de sus senos y acampar en ellos mientras mis dedos vagan por las curvas de sus caderas deslizandose por sus muslos, como quien perdido busca rafugio para habitar allí. Mis labios secos en busca de la humedad para saciar la sed que deja la intensa búsqueda, encontrando un lugar único donde sus manantiales aguas le devuelven su suavidad y frescura, haciendo que hasta mí lengua se bañe en sus pozos y ríos de pasión y lujuria, que va dejando la exitacion de mis dedos traviesos explorandores de cuevas inabitadas. El sonido de su boca como cual gemido recorre mis oídos, como un fuerte viento sopla los hermosos y solitarios prados. Cierro mis ojos, y entre la oscuridad puedo verla, con el solo tacto de mis manos y el sentido de mí olfato, que se deleita de su delicada piel, dónde brota esa fragancia a primavera. Sigue mí mente imaginando en como la dureza de sus pezones y la firmeza de su vientre se contraen, en cada beso y caricia y en cada paralabra que exclama mí boca, pidiendo que no termine nunca esa sensación y esa calidez en mí cuerpo, ese escalofrío que provocan mis labios al besar tu piel, del cuello y la espalda bajando y seguir besando, invitando a mí lengua a jugar en tus glúteos como médanos se deslizan. Es inevitable el movimiento de tu cuerpo, como si alguna música hiciera que bailaras sobre mí, dónde tus caderas son las protagonistas de dicha danza, con el ritmo de nuestros latidos, de nuestra respiración y de nuestra pasión.. El deseo que provoca está ausencia de no tenerte hace que te pueda poseer en mis sueños, en mis pensamientos, en mí corazón...