Ella era de Magdala

Yomo Correa

Más que nacida ella fue esculpida

Dicen que su belleza es tal, que deja si aliento al mejor de los amantes de la comarca.

El más noble guerrero cae poco antes de desenvainar su espada, ante el insólito movimiento de sus caderas.

Hasta que un bardo cantor de historias divinas, con un beso, le robo su alma.

 

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