El vuelo esperado del fenix

Uno de los mitos más peligrosos es creerse hacerse el bien.

A veces, la incomodidad se intensifica cuando la oscuridad se convierte en luz,

cuando la sombra se abre camino hacia la conciencia fundamental,

cuando las viejas ilusiones se queman en el dellrio una fiebre humeante.

Quizás el malestar no sea un mal, un error, si no una señal,

puede que venga a indicar que estamos menos insensibles,

menos dispuestos a dar la espalda a nuestros miedos,

o más cerca de nuestra sagrada vulnerabilidad.

Existe la tendencia  a evitar molestias, a distraernos de ellas, o medicarlas. 

La medicina está orientada a la eliminación de los síntomas,

al silenciamiento de la disrupción y el adormecimiento de un caos

que en realidad no es el problema, si no la solución.

A veces, una realidad adormecedora y destructora del alma

necesita romperse entre nuestro dolor y tristeza,

con frustración, agotamiento, miedo y dudas.

¡Que soplen, pues, los vientos, que bramen las tempestades,

que todo lo falso se purifique, que todo lo muerto permanezca muerto,

y que la vida estalle allí donde te encuentres!