Refranes matutinos,
musitan colorados.
Mi abuelo me dice dos,
pero mi cerebro me dice cuatro.
La leche violeta del verdor pluvial,
seca mi barco, quema mi bajel, mata mi arco.
Madre de dóndes..
Padre de cuándos..
¿Dónde están mis cuándos?
¿Ébanos helicoidales?
Te entiendo, terso alado.
Cercena mi carroña, tan viva
como un sortilegio.. tan ciega
como un muerto olvidadizo.
Casta de jacintos..
Bermejas cimbras,
designo hoy una polea..
Quiero tu informe, vesperal sonido.
Tu deudo no te coleriza..
¡Mirá si lo va hacer tu perro!
Patíbulo de infieles..
Noto algo en ti
que me exaspera.
Será tu tonto fieltro,
o tu bullido prurito..
No me interesa..
O tal vez, sí.
Pero en esos goterones,
están tus comidas y la dahlia
de Jazmín, durmiendo en las
hebras de Camila.
Y ojos cavernosos,
tienen tu enredadera al final,
y un mármol recién generado,
al lado de un triste lago.
- Autor: Joaquín Adduci ( Offline)
- Publicado: 21 de abril de 2022 a las 21:54
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Yajaira Vargas.
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