El lóbrego sol me busca,
me encuentra y me congela.
Mi cuerpo blanco, acostado
en telas viejas y rodeado de
estatuillas de sal.. que mi nombre
tatuado llevan en su lengua azul.
Mis huesos no se mueven más,
y el motivo a ello, no está ya
en mi lugar. Mis ojos no miran más,
y los paisajes en ellos, no existen más.
¿Dónde estoy?
Estoy seguro que
al despertar, el demonio
del pasillo, seguirá en
el pasillo.. aunque, salga
a buscarlo y no lo vea.
- Autor: Joaquín Adduci ( Offline)
- Publicado: 9 de abril de 2022 a las 15:32
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.