NEBLINAS (17-22)

Gerardo Barbera

17 

Mis “hermanos” partirán como aves religiosas,

mentes  enfermas que pronto se irán con sus miedos,

tú tienes las mismas miserias que te atormentan,

no teman, pronuncien mi nombre, me sentirán,

el humo blanco se hunde en la boca de la Vieja,  

alguien llora, sus pasos son como olas vacías,

no tengo cuerpo, sólo quedan pedazos de uñas,

un trozo de hueso cubierto de este barro húmedo,

esperanzas y sueños que nunca volverán.

18

Las sombras  se alejan, la Vieja se va con ellos,

el Extraño ha quedado solo, ya no sonríe,

saca del bolso mágico una daga dorada,

un golpe, la sangre del animal en el piso,

Dios, la daga ensangrentada, las alas de un ave,

la copa llena calma el delirio de los dioses,

el Extraño viste de blanco, corta mis venas,

la sangre me cubre todo el rostro, no respiro,

el Extraño se va, la sangre seca en mi piel,

los gritos, los caídos regresan en sus naves.

19

La carretera en mi locura, siento tanto odio,

alguien grita, no veo a nadie, es una presencia,

nada especial, un profundo dolor en el pecho,

un terror que termina, me elevo, caigo al suelo,

vueltas, gritos, vueltas, la lluvia, caigo a la Nada,

sigue el terror, inquietantes murmullos que giran,

¿escuchan pasos?, tranquilo, ellos no te harán daño,

los errantes no te conocen, sigue leyendo,

el Extraño regresa con las cuatro cabezas,

“norte, sur, este, oeste, te compro con la sangre”

dos puntos rojos en mis brazos, todo se apaga,

seres sin alas, la jeringa, vulgar engaño.

20

Aquí todo es un punto rojo, plumas, despojos,

y las sombras esperan que regrese la Vieja,

el Extraño siempre está sentado en la capilla,

se queda en el rincón más lejano, me vigila,

escaparé, como el viento suave en la escalera,

tal vez logre empujar la ventana de tu cuarto,

no temas, es el viento, luego la cerraré, ¿me oyes?,

acabo de entrar, lees páginas olvidadas,

¿no puedes verme?, nada importa, sigue leyendo,

cierra las ventanas, son ellos, están afuera.

21

Trato de mover un dedo, una pestaña, nada,

tengo recuerdos blancos que van y vienen siempre,

en mis sueños, aquí, cada noche, todo el día,

estoy vivo, lo sé, sin moverme de este charco,

no logro ver ningún rostro, siento formas largas,

imposibles de atrapar, sólo espero el final,

cruzar  los senderos tenebrosos del infierno,

tienes miedos, los ruidos debajo de la cama,

debo escapar, salgo y regreso, tendré que huir,

desaparecer, sí, que los gusanos terminen,

comerán mis ojos, beberán mi alma mortal.

22

Insectos destruyen mi cuello y muerden mi piel,

puedo ver la blancura de un techo que está ahí,

los ojos inquietos no se apartan de ese techo,

cuatro manos sombrías desgarran mi garganta,

trato de respirar, no puedo, viene la Vieja,

el Extraño le entrega la vara de los duendes,

la Vieja entra al cuarto de las reliquias malignas,

el cuerpo inerte se agita, no quiero morir,

cuando no haya carne, ni huesos, seré energía,

sucia basura que se escupe, la que se deja.

 

  • Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de marzo de 2022 a las 23:25
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 24
  • Usuario favorito de este poema: alicia perez hernandez.
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