Juventud

puntoycoma

Cuando el mundo era joven,

y la hierba me acunaba hasta que llegara el sueño.

Mi voz crecía 

aunque la vida mordía 

pero aguantaba las heridas,

la sangre era vida,

juventud divina.

Aquellos días de agua y madera,

de árboles callados,

niños con gargantas de acero.

Añoro aquellos años de viento en la cara. 

Le debo, la música, el cine, libros y mujeres.

Sí mujeres que ensancharon mi cuerpo 

con viento en la boca,

con manos de Venus.

Entonces por un momento veo un cielo azul y escucho el gemido de los árboles perennes.

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