EL PROTAGONISTA

Raúl Voltavayeros

EL PROTAGONISTA

 

De un instante a otro todos aparecieron.

Yo sabía bien que al levantarme

el mundo se pondría de pie

sacando de su habitual trastienda

un arsenal de calles, de árboles, de semáforos,

de actores secundarios y extras,

algunos emparentados con el peligro

(otros, con la usura)

y que todos juntos, en un concierto que a veces

me sería difícil distinguir,

danzaríamos a mi alrededor

con expresión inefable. 

 

Discreto como soy (o fingiéndome ignorante)

me senté a escuchar. Ellos hablaron:

 

-¡Qué horror! Me salió un grano…

-La del vestido azul te miró, José…

-¿Te tomaste los remedios, mamá?...

-¿Einstein? ¿No era aquel tipo inteligente?...

-Te diré que bla, bla, bla, bla, bla, bla…

-Asimismo, bla, bla, bla, bla…

-Bla, bla, bla, bla…

-Bla, bla…

-Bla…

 

Yo sabía perfectamente que aquella farsa,

aquella digresión de cosas vanas (o tal vez fatales)

era mi vida y la de nadie más.

¿Qué otra cosa podían ser 

tantos hechos lamentables?

 

Por otra parte,

todos habían ayudado a desplegar las nubes,

el sol, los mares,

la inmensa geografía y la fauna innumerable.

Estaba claro: querían que viviera.

Vida en la cual si cerraba los ojos

hacían ellos una pausa,

o si dormía, los pesados focos del escenario

eran apagados y quedábanse las cosas

suspendidas y en silencio,

pues no había razón

para que existiesen todavía.

 

*

A veces los actores

se aburrían en los balcones pintados

esperando a que pasara,

o peor aún, había partes en que,

por descuido de los tramoyas,

quedaba en evidencia un tornillo, un alambre,

y esa era la imperfección que me afligía,

mi verdadera depresión.

 

*

Siendo yo el único para quien todas las cosas

debían reportarse a diario,

lo único real, el único pensamiento fidedigno,

decidí no prestar oído a los decorados.

Me negué a ver entre las hortensias,

bajo las faldas

o detrás de los mostachos.

Presentía que al mirar allí

hallaría un cadáver

o un muñeco,

afanado en la tarea de espiarme.

 

*

Un día temí que no hubiera ya razón

para estas gentes:

negras, blancas, impenetrables gentes,

una multitud de seres entrenados

en husmear tras los visillos

haciendo la comedia de estar ocupados 

en tales o cuales asuntos,

tales o cuales muertes

(cuando no era sino mi paso

el mayor de sus asuntos

y no era sino mi muerte

la mayor de sus muertes).

 

Me acerqué, entonces, a uno de ellos

y le hablé.

Le hablé tan alto como debe hacer

quien es el centro del Universo.

No hice alarde de vocabulario

ni de giros excepcionales.

Solo sé que le hablé al igual que a otros 

a los que había tratado antes.

 

Como si nada,

como si no me hubiera visto,

como si no supiera que le estaba destinado oírme,

dio un paso atrás en la oscuridad.

 

Pero... ¿qué significaba este desprecio?

¿Iba a morir?

¿Acaso ya pronto quitarían los árboles de las calles,

los edificios?

¿Perdería de vista a las multitudes, a los pájaros?

¿Volveríanse los días más cortos,

el cielo más pálido?

¿Iba a morir? ¿¡Iba a morir!?

Morir como muchos mueren,

morir como todos mueren

¿Morir por morir?

 

*

¡Malditos! 

Ya sé cuál era su propósito:

tramaban la ruina a mis espaldas.

 

Pues bien, de morir yo,

considerad el telón cerrado tan abruptamente

como si en un instante y para siempre

pintaran la noche contra el cielo.

Dejad los sombreros colgados

tras los bastidores.

Olvidad que os saludo al entrar al escenario,

que mi cara es la de siempre,

que ocupo un pequeño rincón

en la oficina donde ya sabemos

trabajo hace cuarenta años y un día,

ordenando papeles de utilería

con direcciones inventadas por falsarios.

  • Autor: Raúl Voltavayeros (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 7 de marzo de 2022 a las 01:12
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 49
  • Usuario favorito de este poema: Raúl Voltavayeros.
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Comentarios2

  • Raúl Voltavayeros

    Bienvenidos a todos quienes tengan una nueva visión de las letras. Este poema es parte de mi libro Espantapájaros. Pueden leerlo gratis en https://es.calameo.com/read/006797061b84402d936e5

  • Raúl Voltavayeros

    Gracias por su interesante observación. En cierta forma es como dice. Le agradezco la aproximación.



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