Una paranoia gorda...

Alberto Escobar

 

Un asomarse al cristal, la terraza afuera, descansar la vista, 
 un sumirse en el paisaje, el azar del celaje, la diversa 
suerte de la luz, el vestido ocasional sobre la floresta, 
un parque embutido entre unos edificios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Un morir buceando en un mar de olvido,
un no querer saber nada,
un dejarse sorprender por la inminencia
de una realidad agazapada,
un no echar cuenta, un mirar a otro lado,
un no darse cuenta dándose, 
un no tener prisa, un saber que será
lo que tiene que ser, que la vida es larga
y dictará su designio ineludible.
Un querer vivir el ahora, un disfrutar
de unas mieles bastantes, tener todo
lo poco que necesito pero debo partir
porque algo o alguien de quien dependo
así lo ha decidido, no me apetece moverme
del sitio porque estoy lleno pero...
Es lo que tiene taparse con una manta corta;
si decides abrigar un espacio es para dejar
el otro destapado, es para arrostrar ese frío
y convertirlo en cálido con la fuerza del deseo. 
—voy a llevar el cursor más arriba para recordar
el curso narrativo de lo que estoy escribiendo
y mantener una coherencia semántica. Se trata
de utilizar la sustantivación del infinitivo.
Aunque esto no sea un poema canónico sino más
bien un ejercicio prosaico engañoso —como la 
mayoría de los míos, según una tal Bou, 
una persona que hace unos años emprendió
una batalla contra el impurismo poético y que 
ahora parece descansar por haber, creo, agotado
todos sus dardos (lo mismo me sigue leyendo,
aunque me dijo que la dejara en paz, y despierta
de su letargo para lanzar dentelladas a diestro 
y siniestro —diría que yo soy su siniestro, o lo era).
Bueno, sigo con lo del hilo narrativo del infinitivo 
sustantivado —perdonad que sea pesado y enrevese
el discurso (me da la sensación de que el lector ya
me ha abandonado y pasa al siguiente poema)—
[ahora ya estoy más cómodo porque me he quitado
el plato de entre medio de los brazos y ya tengo 
más espacio para escribir]. 
Un levantar la vista —como ahora acabo de hacer—
y un volver a mirar el parque, aunque me lo tapa
un poco unas ropas que tengo tendidas en el tendedero
de orejas que duerme en la terraza. 
Mañana no trabajo porque es el día de Andalucía, por eso
voy a salir como si fuera sábado y disfrutar otra vez, espero.
Antes voy a dormir una siesta, leer un poco de la quindel, 
ir a correr al parque, arreglarme e irme. 
No veas la que estoy soltando, —esto no lo va a leer ni Dios. 

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 27 de febrero de 2022 a las 13:10
  • Comentario del autor sobre el poema: Cosas mías.
  • Categoría: Perdón
  • Lecturas: 35
  • Usuarios favoritos de este poema: Augusto Fleid, Martha patricia B, Alexandra L.
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