Mi Tiempo

Después de haber vivido el ofrecer de un día
envuelto en un mundo ebrio de insomnio y desvelos.
Lo mismo que un atardecer de frío invierno
en el cálido cobijo de un sordo crepúsculo.
La arrogancia del tiempo al avanzar
desafiando los privilegios
que me regalan los minutos de mi vivir.
Es, en el interior de mi silencio
mientras veo los días volar
cuando el tiempo queda eterno
para hacerme callar.
Y ya es hoy, esta nueva luz lo confirma
desplazando los segundos corroídos
de una mirada cansada
que apura, degastada, las cosas de la vida.
Y seguirá este tiempo maravilloso sin mí
en un mundo aterrador, que amenaza sin más.
Lo peor será haber vivido como si no importara
con tropiezos y caídas de un loco adolescente
que quiso el destino reconstruir.
Los latidos de un reloj se acumulan en la memoria
y quedo atrapado en la red de cada palpitar
descubriendo que no hay nada más temible
como el cubrir el vivir, con anécdotas del tiempo.
A costa de no sentir nada en el caminar
y de cumplir el tiempo, con su ritual
uno se envuelve en el rodar de la tierra
mientras existe un por qué en las emociones diarias.
Cada vez que te asomas frente a mí
para creer que esta es la última sombra,
basta con un sólo latido, para descubrir
que no hay descanso en cada amanecer.