A nuestra madre
tú la encontrarás
en lo más profundo
de tu sueño.
Con tus manos,
acaricias y recoges
tus llameantes
lágrimas húmedas,
que han dejado de brillar.
Asegúrate de atarlas
cerca de tu corazón
y como semilla ardiente
una llama plantarás y
así ellas renacerán.
El viento revivirá
tu corazón como si fuera
una llama de carbón
que nunca morirá.
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Autor:
Ed-forer (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de enero de 2022 a las 23:54
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 65
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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