VEJEZ

Vejez

Cuando se arruguen mis ojos y mil piel cuelgue de mi cuerpo seguiré luchando para estar a tu lado, se que cualquier enfermedad se declarará como mi novia y unos cuantos químicos trataran mis dolencias, pero mas me va a doler no recordar lo que vivimos.

Ya no tendré ni el físico ni el encanto y mis poemas estarán anticuados, mis manos ásperas no tendrán el mismo toque en tu piel, tampoco mis besos tendrán el calor que un día quemaron los tuyos y entonces quizás lo nuestro se habrá marchitado con los años.

Entonces recordaré el pasado, tu piel desnuda haciendo brillar a mis ojos cansados, cada risa, cada paseo cogidos de la mano visitando ciudades del mundo, aquella bañera redonda donde hicimos el amor, el calor mutuo acurrucándonos bajo nuestras sabanas frías.

Tantas cosas, tantos momentos, como compartíamos sabores de restaurantes de otras culturas, esos cafés acompañados de algún dulce sin contar con el azúcar de tus besos, tus estados de animo, la generosidad de tu carácter, tu alma, ese tiempo que fuimos felices.

Tantos recuerdos, tantas esperanzas arropadas por tu energía, el hecho de sacar tiempo para todo, para nuestros hijos, para organizar algo especial, tu amor, tu belleza aquella vez bajo la luna en las Islas Baleares, la veces que nos quedamos sin aire en los pulmones al besarnos.

Si, viviré recordando parte de ese pasado dejando atrás los malos momentos y viviendo los nuevos, recordaré quienes somos, lo que fuimos y también intentaré dejar atrás todo lo que no puede contigo, sobre todo los sueños que nunca realizamos.

Ahí esta mi imperfección, también la tuya, comprendimos que no poder tenerlo todo iba a ser un hecho, aprendimos de las vivencias de nuestros padres inmigrantes que la felicidad no entiende de razas y que el amor es frágil, pero algo por lo que vale la pena luchar.

Así es el amor, un puzzle completo cuando todas las piezas encajan.

Jordi Etresi

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