LOS PASILLOS DEL MIEDO

TANEZ

Todas las mañanas despierto

empuñando en alto una hoja en blanco,

en ella hago constar mi corazón en tinta negra

la hoja desprendida que parte en dos mi alma.

 

Tengo latidos arrítmicos gritando palabras,

una mueca en unos labios cuarteados y resecos,

venas que burbujean llenas de sanguijuelas

taponando mis heridas de los ecos del tiempo.

 

Ahora tengo que oler las flores secas

entre el polvo y el aroma de los libros olvidados,

escarbando la tierra, buscando raíces vivas,

no doy tregua a la guadaña que me acecha.

 

Tengo que caminar en la incómoda oscuridad

por los pasillos tristes y lóbregos del miedo,

rastreando en la mañana los rayos de luz

que iluminen mis entrañas y mis huesos.

 

Mantengo entreabiertas las ventanas

para que acudan las nubes de los sueños,

el aliento de la esperanza lúcida

del que bebe mi existencia.

 

No es lo mismo el ayer y el hoy

de una vida apedreada,

no es lo mismo cargar con la mochila

de almas eternamente atormentadas.

 

Esparzo granos de semillas en mi parcela

territorio de remanso y paz perecedera,

entre los brotes tiernos y vigorosos

y los frutos jugosos de grano repletos.

 

Nadie advierte que dejo atrás mi pasado

resurjo del barbecho abandonado

la fuerza de la sabia en primavera espero

y en primavera me convertiré en rosa

con robustas espinas que me protejan

en el resurgir de un tiempo venidero.

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Comentarios1

  • Anagracia

    Poema lleno de existencia



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