Botas sin suela, Zapatos sin tacón.

Laura Cabrera "La dolida"

Durante la vida de una joven prostituta se encontraban muchas otras vidas que se entrelazaban durante ciertas horas para hacerlas una misma, ciertamente un día esta prostituta caminaba por la calle y se encontró un mendigo que pregonaba pidiendo una moneda, la prostituta le ignoro y al seguir su paso rompió el tacón de su zapatilla, grito tan alto y a la vez maldecía.

Sentada en la vereda la prostituta dejo su zapatilla de lado, se tapo los ojos para llorar muchas veces por lo sucedido sin fijarse que el mendigo se había parado y en cuestión de tiempo reparo la zapatilla.

Cuando dejo de llorar el mendigo tenia el rostro sonriente y la zapatilla en mano, la prostituta se levanto de un brinco y le replico otras tantas veces la palabra "Gracias", fue simple el acto, pero para aquella chica que se dirigía a trabajar creyó era el acto más noble y desinteresado; aunque dar las gracias no le bastaron, ella ofreció su servicio a cambio de la gran labor.

Para el mendigo era su día de suerte pues no había tocado a ninguna mujer ya hacia 5 años, entre el tiempo y lo olvidado jamás tuvo la oportunidad de darse un placer sexual. Pasaron unos segundos y el mendigo pensaba tanto en la situación que termino diciendo que sí, al final no iba a perder la única oportunidad que tal vez jamás volvería a tener por su humillante situación.

Así que ambos fueron a un callejón en el que la luz de luna no entraba, estaba tan obscuro y húmedo que al entrar no le parecía erótico para nada a la prostituta y para el tan solo era el lugar donde vivía, no había más sitio para un par sin una moneda. 

El mendigo antes del acto le dijo a la prostituta que esperara unos minutos, el iría a lavarse en una llave cercana para que ella se sintiera mejor, aceptando la prostituta espero, pasaba el tiempo tan lento, cuando de pronto empezó a llover, el hombre volvió corriendo con un rostro diferente, un cuerpo diferente y los mismos trapos de siempre.

La prostituta quedo impactada al ver a el mendigo tan diferente, en su mente ella quería empezar todo.

solo que algo más iba a interrumpir el acto.

El mendigo resbalo y sus botas sin suela se rompieron, su cabeza azotó y la prostituta volvió a gritar muy fuerte; la prostituta estaba muy asustada y bajo la lluvia empezó a pedir ayuda, se agacho y colocó la cabeza sobre el rostro del mendigo para evitar que las gotas de aquella lluvia tan tupida ahogara a su amante.

Dijo en voz baja: -Por favor levántate, ya no quiero jugar, no pagues mis servicios pero por favor levántate... 

El mendigo se empezó a despertar con la voz dulce de la prostituta y respondió: -Querida tienes que jugar, el servicio ya esta pagado.

  • Autor: \"La dolida\" (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de diciembre de 2021 a las 17:42
  • Categoría: Erótico
  • Lecturas: 38
  • Usuario favorito de este poema: alicia perez hernandez.
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Comentarios1

  • gaston campano

    Un buen cuento con una feroz doble reflexión, la niña confiando en el mendigo y él confiando en la niña los valores humanos a la vista,que para pagar un favor sin dinero es la entrega total a la que ambos renuncian, entregando solo un Gracias.
    me gusto el cuento, por el amor demostrado.
    Un beso cariñoso.



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