A LA TORRE DEL CAMPANARIO

Rafael Huertes Lacalle

 

 

Cuando el velo de la noche 
extiende su negra capa, 
afable la luna siempre 
enciende su luz de plata. 
El río que baña manso 
las piedras de la aljama, 
parece dormirse lento 
tornando espejo sus aguas. 
Y la luna que se mira, 
viendo fulgor en su talla, 
con un misterioso embrujo 
a la bella urbe encanta: 
y la nombra flor de Mayo 
y sus calles engalana, 
derramando por sus rejas 
elenco de color y magia; 
que en las noches esotéricas, 
bajo su atenta mirada, 
reflejada en las campanas 
de esta torre ahora cristiana; 
ve un halo florar de bruma 
desde Medina Azahara, 
con fragancias de azahar 
y silueta de sultana, 
impregnando de hermosura 
esta Córdoba La Llana. 

                                        20 de Mayo de 2.021

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