Azar o destino.

Carmen -------

 

Ataviada con solo 6 años, las osadías y juegos no dejaban espacio al sosiego, obviando  las regañinas de su madre. En el mundo infantil las travesuras no solo derogan las reprimendas, sino también las carencias y los lamentos. 

Aquél día jugaba con otras personitas poco mayores ella, retándose a saltar la cuneta junto a la carretera y llevar con prisa piedras al otro lado. En los humildes años cincuenta aquella carretera rural no estaba apenas transitada. Pero, sin previo aviso, los astros se alinearon y un coche apareció de repente, justo cuando los pequeños audaces cruzaban. Chirriar de frenos y silencio.

Mudez de paralizados niños, confusión de mayores buscando a sus retoños. Una mujer joven cayó desvanecida. La niña más pequeña no estaba entre el resto niños, que seguían de pie mirando perplejos al coche.

 

-¡Mamá, mamá!-, las palabras salieron con ansiedad de boca de la niña, saliendo bajo el coche y corriendo entre el asombrado corro de mujeres. Enseguida la palparon, comprobando que no tenía ni un rasguño. 

-¡Milagro!-, gritaron voces exaltadas.

El agradecido pueblo en pleno peregrinó a la ermita, presidida por una Virgen sonriente con su Niño en brazos. 

 

Carmen Arjona

 

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