Tras el Umbral del Espíritu.-

Trajeada de gala, parto al encuentro de mi sombra.
Nada me detiene en mi camino y con pasos firmes
voy en la oscuridad, allí donde están mis dominios.
Mis sentimientos nada confundidos se enfilan a ver.
Despojarme del velo he, para ver a mi paso lo vital.
***
Subir, subir para enfrentar el misterio que se esconde
tras las gruesas paredes e impide la entrada de luz.
Camino, ando en pos de toparme con las almas que,
moran en las tinieblas, debo avizorar los túneles que
acunan a la maldad y quieren exponer sus fantasmas.
***
Cruzo los umbrales del misterio, entro en las cavernas
surcadas por luces mortecinas que todo lo empañan.
Ruidos de ultratumba empavorecen el gris ambiente.
Todo aparece ajado, el mágico traje se empolva del
cenizal que brota de los recodos del fuego apagado.
***
No existen vestigios de belleza, toda vida ha muerto.
Cómo revivir el ensueño de todo aquello que un día,
pudo haber sido elegante, lustroso y bello, no lo sé.
Se respira caos, oscuridad y vertiginoso misterio acá.
Llegué armada de valor buscando el reino perdido.
***
Creí que iba a encontrar el altar mayor de los misterios.
Pero, ahora sé que solo hay sortilegios y hechizos en mí
mente despierta, capaz de anticipar las señales ocultas.
Esas que se hacen visibles a los ojos de los iniciados, en
las artes de la alta magia, la que es vedada, a los profanos.
***
¡Los peregrinos de la magia, que como yo, buscan la luz
en la alquimia trascendente del sentir, cargan su cruz!