DISLATES DE LA EDAD

Carmen -------

Dislates de la edad .
   
Toda la vida oyendo que la edad te da sabiduría, bondad, paciencia, cordura, cortesía y lo que más me gustaba oír ¡plenitud!
Yo, creo que estoy en la edad de la sapiencia, busco la sabiduría por todos lados y no hay manera de encontrarla. Claro con la edad se le olvida a una casi tó. Y en la calle ni te cuento. Están todo el día cambiando los nombres de calles y de las líneas de autobuses. Cuando un joven me pregunta por la calle fulana…me quedo parada pensando ¡yo se dónde quiere ir el chaval!, pero como le explico, como me queda un poquito de lo que me enseñaron mis padres, me ofrezco a acompañarlo. Eso el día que me he levantado como dios manda, pero el día que dios no lo manda… vamos apañados. Si mee levantado atravesada es mejor que el muchacho le pregunte a un guardia urbano “ay no” que ahora no hay… y los semáforos no hablan. Entonces me busco la bondad. Va hacer que no…la abre dejado en el otro bolso.
Paciencia…cuando me he levantado he dado un manotazo a la taza que la noche anterior puse con leche calentita para tomarme la pastilla. Sale volando la taza el plato y un poquito de leche “de la taza” Ya empieza el día torcido, voy por el cepillo para barrer el de barajuste cuando lo hago debajo de la cama… sorpresa… una pelotita pequeña sale huyendo del cepillo “coño” la pastilla que no me tome anoche, por eso no había manera de dormir, la miro, miro la cama aun desecha y los trozos rotos por el suelo. Pienso ¿y si me la tomo y me vuelvo acostar? Solucionado el día. Pero aparece en el subconsciente (el recibo de correos) Pues no tengo más remedio que ir. Meto la pastilla en la cajita, termino de recoger los trozos, hago la cama y me doy un baño, eso sí en el plato de ducha, porque la piel no está ya para muchos baños de espumas.
Termina la ducha. Me visto cojo el bolso, las llaves de casa y salgo, no sin esfuerzo. Cuando llego a la calle, pienso que con las prisas a lo peor me he dejado la puerta de la calle abierta. Subo por la escalera, porque soy fóbica a los ascensores. Todo bien, puerta cerrada, vuelvo a bajar. Bueno está cayendo unas gotillas ¡el paragua! Vuelta a las escaleritas, de nuevo en la calle ha dejado de llover, meto el paraguas en el bolso, pero me doy cuenta que el puñetero aviso de correos lo he dejado encima de la mesa del comedor, donde lo deje la noche anterior para que no se me olvidara… ¡Pues se me olvido!…De nuevo, vuelta al día de la marmota…Por fin llego a la dichosa oficina de correos... saco el número del aparatito y esperas turno, tranquilizándote a misma. Tranquila Carmela no tienes nada mejor que hacer. Solo esperar veinte números. Un alma caritativa me ve inquieta y me da palique. Cuánta gente por todos lados, ¿Verdad? Grana está imposible. Y usted que lo diga. Contesto dentro de las normas de la educación recibida. Porque si es como pienso… me acuerdo de toda la familia de los funcionarios de correos, de los que hacen cola y los de La amable mujer. Pero ella continúa, Y con nuestra edad...Este tiempecito…Los huesos… La miro con la cara de vinagre y otra vez no digo lo que estoy pensando. Desvió la mirada. Y ella prosigue. Aunque usted no aparenta la edad que tiene, ¡la edad que tengo! ¿Ella sabe la edad que tengo? ¡Milagro! Si no me acuerdo ni yo.
Una servidora esta muy mal…Por fin llego a casa como si me persiguiera un asesino. Calentita, bueno, fría por fuera, pero por dentro achicharrá. Revoloteo el bolso. Por fortuna cae en el mismo filo del sofá, pero como tengo la insana costumbre de tener la cremallera abierta, sale a chorreo… la funda de las gafas, monedero, billetero, paquete de pañuelos, barra de labios… sin tapón, que se caería en el anterior lanzamiento de bolso. Algunas facturas del Mercadona, algunas cosillas más que no llego a ver, por que corren a resguardarse debajo del sofá. Me quito de un manotazo un zapato, con el pie liberado me quito el otro el pasillo se me hace interminable, ando todo lo de prisa que me permite las braguitas que llevo por los tobillos, hasta llegar al baño, por una vez me alegro que la tapa esta levantada… ¡offuuú!… el primer contento en toda la mañana. Salgo como he entrado con la luz apagada… pero, un momento… ¿quién es esa señora que está en el espejo que, parece un carabinero? siempre como los radáres de noche y día atentos todos los que pasa por allí. Mira que estaban bonitos cuando los colgué. Ahora intento pasar desapercibida, pero aún no he alcanzado la fórmula mágica de la invisibilidad, ¡entremetido espejo que no consigo eludir! Y si fuera poco mi hija favorita con la mejor voluntad del mundo va y me regala uno de esos que se te ve hasta los huecos de los ojos... que mientras más te alejas más grande se hacen los poros, parece socavones ¡A veces a mi hija no la salva ni la buena voluntad!
Va y me dice ¡Mami! te he traído este espejito. Para que te quites bien los pelillos del bigote y cuando te pongas maquillaje no te dejes lo churretes por la cara; sin comentarios…En fin… ya sé que cuando vaya con mi hija no tendré más remedio que aplicarme el maquillaje delante del espejito… ahora comprendo por qué la madrastra de Blanca nieves lo estampó contra la pared. 
Yo he pensado ponerles unas cortinillas a todos los espejos. Tan monas; con florecitas donde se posen las mariposas. En caso de que las hubiese. Y podré ir con toda la tranquilidad al cuarto de baño y pasear sin temor por toda la casa, sin la mirada acusadora de la cara de cartón que me vigila, y cuando venga visita y quiera lucir mis hermosos espejos, primero me paso antes por chapa y pintura, delante del espejito de mi querida niña, y luego descorreré las bonitas cortina y todos felices.
Bueno, ese día no para ahí la cosa, que va. Mi otro tormento de hijo llega muy eufórico. ¡Mamá qué cara tienes! ¿Por qué no vas a la peluquería y te tiñes las canas?, que pareces una abuela-. ¡Puñeta de niño ¿acaso no tengo cuatro nietos?! Pues que querrá que me parezca la muñeca chochona de las tómbolas.
Bueno, término el día con una sabia decisión. Cojo mi cajita de pastillas, un buen vaso de leche calentita, y doy por concluido el día tan entrañable, y como lo que el viento se llevó pienso… bueno, hoy estoy muy atravesada, mañana pensaré lo que tengo que hacer.
Buenas noches. Que descanse.

Carmen Arjona

 

 

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Comentarios2

  • alicia perez hernandez

    La plenitud esta en ti... Muchos quisieran vernos viejitas, achacosas, con canas, y bata de dormir todo el tiempo.... NOOOOOOOO eso no... Arriba esa ACTITUD DE GRAN SEÑORA!!! VAMOS!! ARRIBA CORAZON!!
    ABRAZOS POETA. PLACER LEER TE

  • Carmen -------

    Gracias por leer mi dislates, que escribo cuando la rebeldía se hace presente entre mis poemas



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