EN EL MES DE SEPTIEMBRE Y PRODUCTO DEL OTOÑO

gaspar jover polo

EN EL MES DE SEPTIEMBRE

Y PRODUCTO DEL OTOÑO

 

En aquel mes de septiembre

y sobre los campos ya un tanto resecos

pero también muy abiertos, el rayo

de sol pasaba entre las nubes

hasta poner de colores dorados

la superficie silvestre.

Las ligeras ondulaciones del terreno

parecían más amables,

y su dureza interior, o su dureza de espíritu,

contrastaba con las ligeras pendientes,

prolongación cotidiana del llano más estepario.

En una grandiosa secuencia

van dos patos sobrevolando una loma,

o un teso, que es lo mismo,

y un cazador siempre atento

hace sonar dos disparos,

que se lleva el sonido del trueno.

Es un terreno tan ancho, tan habitable

que las nubes todas llegan presurosas

y se marchan poco a poco,

como ceremoniosas,

como con lentitud despidiéndose.

Con la lejana tormenta, se despiden estos locos ciclistas

que recorren la llanura sin un plano,

como dos verdaderos atolondrados.

Atardeceres pocos, uno en cada jornada.

Por cierto, hasta las matas más chicas,

las del tomillo, ponen su olor repentino

en la nariz del poeta. Y un crespón de nube negra

que se deja colgar de lo más alto

pone en vilo a la multitud de codornices.

 

Luego, se abre un vertiginoso descenso

o desnivel que podría dar muy bien

en un terreno arenoso donde

se hundan las botas todo el tiempo.

 

A los campos de lentejas

les suceden los campo de maíz,

los bancales de uva negra

y todos enfrentan la aventura

de llegar a fin de mes sin apreturas, al fin de la temporada.

 

Las multitud se queda pálida

por este suelo algo alegre, algo quebrado

y con los horizontes

todavía muy lejanos.

La hermosa depresión es casi así,

y el extenso valle donde

se alarga la columna blanca de hormigas,

casi transparentes, y los lunares de hierba

más agostada. Venían desde las fábricas

uno a uno

y se adentraban a pie,

como un reguero de hormigas pálidas,

sobre el rescoldo de la luz ya casi roja.

 

 

Gaspar Jover Polo

 

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Comentarios2

  • alicia perez hernandez

    En aquel mes de septiembre

    y sobre los campos ya un tanto resecos

    pero también muy abiertos, el rayo

    de sol pasaba entre las nubes

    hasta poner de colores dorados

    la superficie del campo.

    Las ligeras ondulaciones del terreno

    parecían más amables,

    y su dureza interior, o su dureza de espíritu,

    contrastaba con las ligeras pendientes,

    prolongación cotidiana del llano.
    ..........................
    Versos infinitamente bellos...
    saludos poeta

  • gaspar jover polo

    Muchas gracias por el bonito comentario, Alicia.



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