EN EL MES DE SEPTIEMBRE
Y PRODUCTO DEL OTOÑO
En aquel mes de septiembre
y sobre los campos ya un tanto resecos
pero también muy abiertos, el rayo
de sol pasaba entre las nubes
hasta poner de colores dorados
la superficie silvestre.
Las ligeras ondulaciones del terreno
parecían más amables,
y su dureza interior, o su dureza de espíritu,
contrastaba con las ligeras pendientes,
prolongación cotidiana del llano más estepario.
En una grandiosa secuencia
van dos patos sobrevolando una loma,
o un teso, que es lo mismo,
y un cazador siempre atento
hace sonar dos disparos,
que se lleva el sonido del trueno.
Es un terreno tan ancho, tan habitable
que las nubes todas llegan presurosas
y se marchan poco a poco,
como ceremoniosas,
como con lentitud despidiéndose.
Con la lejana tormenta, se despiden estos locos ciclistas
que recorren la llanura sin un plano,
como dos verdaderos atolondrados.
Atardeceres pocos, uno en cada jornada.
Por cierto, hasta las matas más chicas,
las del tomillo, ponen su olor repentino
en la nariz del poeta. Y un crespón de nube negra
que se deja colgar de lo más alto
pone en vilo a la multitud de codornices.
Luego, se abre un vertiginoso descenso
o desnivel que podría dar muy bien
en un terreno arenoso donde
se hundan las botas todo el tiempo.
A los campos de lentejas
les suceden los campo de maíz,
los bancales de uva negra
y todos enfrentan la aventura
de llegar a fin de mes sin apreturas, al fin de la temporada.
Las multitud se queda pálida
por este suelo algo alegre, algo quebrado
y con los horizontes
todavía muy lejanos.
La hermosa depresión es casi así,
y el extenso valle donde
se alarga la columna blanca de hormigas,
casi transparentes, y los lunares de hierba
más agostada. Venían desde las fábricas
uno a uno
y se adentraban a pie,
como un reguero de hormigas pálidas,
sobre el rescoldo de la luz ya casi roja.
Gaspar Jover Polo
- Autor: gaspar jover polo ( Offline)
- Publicado: 11 de septiembre de 2021 a las 14:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuario favorito de este poema: alicia perez hernandez.
Comentarios2
En aquel mes de septiembre
y sobre los campos ya un tanto resecos
pero también muy abiertos, el rayo
de sol pasaba entre las nubes
hasta poner de colores dorados
la superficie del campo.
Las ligeras ondulaciones del terreno
parecían más amables,
y su dureza interior, o su dureza de espíritu,
contrastaba con las ligeras pendientes,
prolongación cotidiana del llano.
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Versos infinitamente bellos...
saludos poeta
Muchas gracias por el bonito comentario, Alicia.
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