Ángel mío, mi Damiano
En estos escasos renglones, cabe una despedida, un adiós definitivo para algo que fue tan grande como el amor que aún recorre e infecta mis venas. Nunca imaginé que llegara el momento en que tuviera que pedirte algo más que tu corazón y vida, te pido así que me permitas desaparecer, que este vestigio fantasmal sea la prueba única de un amor que terminó como oscuridad cadavérica, he aceptado hace mucho que la única forma de olvidar el brillo de tus ojos sería que los míos no brillaran más, sumida en la profundidad tenebrosa del abismo. Pero la cobardía me aprisiona con uñas afiladas y mi ser sin voluntad cede. La luna me persigue en tu nombre, me refleja la intensidad de tu presencia que viene a mí entre las penumbras como hilos antiguos de algún sueño que ahora se deshace.
Sé que no querrás perdonarme, pero querido, lo harás, esconderás esta carta y luego la buscarás hasta el cansancio. Me encontrarás mi Damiano, en cada hoja que desliza los árboles frente a tu sendero, los cortarás todos y renaceré como las plagas. Si volviese, volverías tú a mí.
Pero dejaré a tu corazón tranquilo con la consigna de no volver nunca.
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Autor:
Expiación del Daroga (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 1 de septiembre de 2021 a las 17:26
- Comentario del autor sobre el poema: ¿Alguna vez te has despedido? ¿Alguna vez has tenido que dar un adiós definitivo en vida?
- Categoría: Triste
- Lecturas: 17
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