Te vas

Joseponce1978



Te vas y el vacío viene detrás

llenando de horas secas

los rincones de mi soledad.

 

Tendrías unos 2 años y estábamos sentados en el patio de la cabaña; yo en la vieja silla y tú en mi regazo. Era un anochecer a finales de primavera. En un momento dado miré hacia arriba y pude ver entre las hojas de las parras una resplandeciente luna llena. La señalé para que la vieras y de pronto me dijiste: "mamos papá". Recién comenzabas a hablar y tu pronunciación aun era defectuosa, pero yo ya me había aprendido tu particular idioma y te contesté que no podíamos ir "¿Poh te no, papá?" (Hasta entonces siempre te había llevado adonde me habías pedido, y te extrañaba que no pudiese llevarte a la luna). Verás, mi vida, es tarde ya y tengo que llevarte con tu madre. Además, le estoy dando los últimos retoques a nuestra nave interplanetaria a pedales y en cuanto la tenga a punto y le haya hecho el rodaje yendo a Marte y volviendo, iremos a pasar un fin de semana. Con lo fuerte que eres, si pedaleamos juntos, en cuestión de 10 minutos habremos llegado. "Tí, papá, mira que fuehte soy" y doblabas el bracito para que yo te tocase el biceps. "¿Y mañana, papá?". Mañana tampoco podemos ir porque tengo que trabajar y salgo tarde. Cuando se haga de noche, asómate por la ventana de tu habitación y quédate mirando la luna. Yo también la contemplaré y como la línea recta de nuestras miradas se cruzará en alguno de sus cráteres, es como si estuviéramos juntos, ¿vale, mi vida? Vale, papá.

Hace unos días, en nuestro enésimo viaje a la luna, mientras contemplábamos desde allí la tierra menguante, quisiste saber como me las había ideado para llevarte allí, cuando ninguno de tus conocidos lo ha hecho. Entonces te expliqué como a veces, cuando una serie de nefastas circunstancias te tocan de lleno, y la necesidad apremia, la mente es capaz de crear un mundo paralelo de sirenas aladas y hadas siderales para no terminar varado en el desguace de chatarra cósmica, y establecerse allí hasta que la tormenta amaine, o bien definitivamente. "Pues aquí no se está tan mal, papá". "¿A que no, hija?". "Pues no, papá...por cierto ¿por qué no se le cae el agua al planeta azul?". "Todo depende de la gravedad del asunto, tesoro mío".

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