El Tulipán y su Jardín Encantado

Adara Miller

En un desolado bosque, alejado del mundo real se escondía un jardín repleto de toda clase de flores. Desde las más hermosas a las más exóticas.

 

Todas las flores vivían en armonía, pero en el fondo deseaban lo que no tenían, se admiraban y envidiaban una a la otra y a raíz de ello muchas historias fueron contadas, pero ninguna tan nombrada como la del tulipán y las rosas.

 

El tulipán admiraba y seguía fielmente a 3 hermosas rosas rojas, eran las más vistosas entre todas las flores, pues con sus pétalos cuál sangrienta pasión llenaban de gracia y esplendor el lugar dónde se encontrarán. El tulipán siendo parte de los que eran hipnotizados por la belleza de las rosas, hacía todo lo que le pedían, con la esperanza de llegar a ser tan hermosa como sus amigas.

 

Los días pasaron y la primavera había llegado y con ella el punto más alto de la belleza de todas las flores y así surgía la esperanza del tulipán que tras haber ayudado a las rosas en todo lo que pedían tal vez su belleza aumentaría y así lograría a su amor enamorar, pues un Colibrí siempre iba tras la más bella flor. Al salir los primeros rayos de sol el tulipán corrió hacía el arroyo y se contempló durante minutos, dándose cuenta de que aún no era tan hermosa como las rosas. Triste y decepcionada camino de regreso a casa, encontrado a las rosas que sonreían de lo bellas que se veían.

 

Las rosas saludaron a él tulipán pidiéndole que les contará que era lo que le pasaba, el tulipán triste les contó que a pesar de todo no era tan hermosa con ellas, entonces una de las rosas le ordenó que pintara sus pétalos de rojo y sería igual de hermosa que ellas. Llena de alegría y esperanza la flor se decidió a ir con el cerezo para así con sus frutos sus pétalos poder pintar. El tulipán recorrió todo el jardín llegando al inicio del bosque sombrío, donde ninguna flor de animaba a cruzar.

 

Decidida, el tulipán se adentró en el bosque, alerta de cualquier señal de peligro. Mientras caminaba el tulipán idealizaba como sería su nueva vida siendo igual de hermosa que las rosas, en cómo sería sí el Colibrí la amará como ella a él. Ajena a su alrededor, la flor chocó contra un tenebroso árbol sin ningún hoja o flor sobre sus ramas; era el árbol más feo que había visto. Atemorizada el tulipán se disculpó con el árbol, alejando que estaba distraída pensando en su nueva vida, confundido el árbol le pregunto a qué sé refería, y ella muy alegré le contó cómo la más hermosa se volvería. El árbol aún más confundido le cuestionó porqué cambiaría sí así con su color amarillo iluminaba el triste bosque sombrío, el tulipán a la defensiva le respondió que su sueño cumpliría sí se volvía la flor más bonita, y el árbol con toda la calma le volvió a preguntar...

 

- ¿Qué buscas lograr sí para eso tienes que cambiar?

 

-Quiero que mi amor me corresponda, pues sí soy la más hermosa mi colibrí me amará y mi vida mejorará. - Contesto el tulipán con ilusión de su amor conquistar.

 

-Pero, sí para mí eres la más hermosa de todo el bosque, ¿Cómo es que deseas cambiar lo que eres en realidad para conseguir algo que no te dé en verdad felicidad? - El árbol no entendía cómo alguien tan bonita no se quería como merecía.

 

Molesta, el tulipán se dio la vuelta ignorando al tenebroso árbol, siguiendo así su camino para su sueño cumplir. Empezaba a caer la noche y el tulipán pronto se dio cuenta de que no llegaría al cerezo ese día, tendría que esperar otro día para que la más hermosa se volviera. Desanimada el tulipán se dispuso a pasar la noche en un oscura y húmeda cueva con la cual del frío se resguardaría.

 

Cuando el tulipán se disponía a dormir escucho un ruido entre la maleza de afuera; espantada se escondió detrás de una roca en la espera de algún movimiento del desconocido. Al paso de unos minutos, el tulipán fue capaz de observar un animal que no contaba con piernas o alas, sino que se arrastraba por el suelo doblando su cuerpo a su antojo. Aquella flor jamás había visto a nadie igual, así que con cuidado camino hacía a el animal desconocido. El tulipán se animó a preguntarle que era y que buscaba en la cueva.

 

-Soy una serpiente, flor tonta- Le causaba diversión a la serpiente la inocencia de la flor, pues era algo que no veía con frecuencia. - Y estoy aquí buscando refugio por la fría noche. Así que dime, ¿Qué hace una flor del prado aquí en este bosque o es que te has perdido? porque créeme, este no es lugar para alguien como tú.

 

-Lo siento, señora serpiente, estoy en camino a visitar al cerezo, pues sí mis pétalos tiño con su fruto seré igual de hermosa que mis amigas y así mi amor me verá al fin.

 

-Me temo, pequeña flor tonta, que te has equivocado; he recorrido está parte del bosque toda mi vida y jamás he visto a ningún cerezo.

 

-Eso no es posible, no pude equivocarme...- El pobre tulipán se sentía devastada. - Jamás lograré llegar a él...

 

-Para tu suerte, yo conozco a alguien que te puede ayudar a encontrar al cerezo que buscas, pero para que lo hagas deberás pagar un precio- Le advirtió la serpiente al inocente Tulipán.

 

- ¿Y cuál es el precio?

 

-Eso no lo sé, flor tonta, solo ella sabrá lo que querrá, pero una vez que entres deberás hacer todo lo que ella te pida aún sí no estás de acuerdo, ¿aun así deseas que te lleve?

 

-Si, haré lo que sea por ser la flor más hermosa.

 

-Bien, descansa, pequeña flor. Mañana partiremos al amanecer.

 

Así la flor con una nueva esperanza se dispuso a dormir, soñando con una vida feliz junto a su colibrí.

 

A la mañana siguiente, el tulipán y la serpiente iban en camino con aquella que sería capaz de ayudar a él tulipán. Después de casi dos horas de camino, la serpiente se detuvo frente un enorme árbol en cual golpeo tres veces la corteza con su cola, a los pocos segundos una de las cortezas se abrió dejando entrar a ambas al interior, al entrar el tulipán pudo observar toda clase de criaturas conviviendo entre sí, había abejas, gusanos, colibrís y algunas flores con algunos de sus pétalos marchitos. Siguieron caminando a través del tronco hasta que llegaron a una puerta de madera. Al pasar por ella llegaron a un hermoso santuario, dentro del santuario se encontraba una abeja majestuosa.

 

-Hola, mi Reina. Le he traído una bella flor que busca llegar al cerezo. - La serpiente de inclino ante La Reina.

 

-Bienvenida, querida. - La Reina, con una mirada le indico a la flor que tomará asiento en un pequeño pedazo de tronco- Dime, ¿Qué puede ser esta humilde reina por tan bella flor?

 

-Mi reina, estoy en busca del Cerezo, pues necesito sus frutos para poder pintar mis amarillentos pétalos y conseguir una vida perfecta.

 

-Bien, mi hermosa flor, te ayudaré a llegar al cerezo que buscas, pero a cambio necesito algo de ti.

 

- ¿Qué es lo que necesita de mí, Mi reina? - La flor noto que la serpiente ya no se hallaba con ellas, no supo en qué momento ni a donde había ido

 

-Necesito tu polen, hoy en día es difícil encontrar a una flor tan hermosa y con un polen a un más dulce. - El tulipán estaba realmente confundido, ¿para qué necesitarían su polen? - Dame un poco de tu polen y a cambio encontrarás lo que buscas con tanto esmero.

 

- ¿Me dolerá? - Pregunto el tulipán asustado.

 

-No, mi bella flor, no sentirás nada... Te daré un poco de agua mágica y cuando despiertes estarás en el cerezo. Así de simple, ¿Aceptas?

 

La flor no sabía si valía la pena. Aún podría encontrar el cerezo sola, pero esto le tomaría mucho tiempo y no sabía sí su Colibrí la esperaría tanto. Solo encontraba una salida.

 

-Acepto, mi reina.

 

-Haces bien, mi bella flor. - La Reina le dio un pequeño cuenco donde se encontraba un líquido de colores con algunos brillos. - Ahora tómalo, pequeña.

 

La flor tomo la bebida que le ofreció la reina. A pesar de tener un aspecto tan bonito, tenía un sabor amargo, la flor a los pocos segundos se empezó a sentir cansada, como sí le hubieran succionado toda su energía... Así que, sin poder evitarlo, el Tulipán calló dormida.

 

Cuando el tulipán despertó, ya no se hallaba en el santuario con La Reina, sino que se encontraba en algún lado del bosque tendida en el suelo. La joven flor observo a su alrededor y pudo observar a lo lejos el cerezo que tanto buscaba.

 

El tulipán intento caminar hasta él, pero se sentía demasiado débil. Aun así, el tulipán se esforzó por llegar a él. Hasta que lo logró.

 

-Disculpe, mi estimado Cerezo, ¿Sería tan amable de brindarme algunos de sus frutos para poder pintar con ellos mis pétalos?  

 

- Claro, joven tulipán, pero cuéntame, ¿Qué le ha pasado a tu pétalo?

 

- ¿Mi pétalo? - Pregunto confundida, la flor mientras caminaba a un pequeño arroyo que se encontraba cerca.

 

Al llegar pudo ver como uno de sus pétalos exteriores, estaba marchito, había tomado un color café. La pobre flor solo quería llorar... Aunque pintará sus pétalos no podría ser hermosa, entonces, el tulipán lo decidió... Con dolor, se arrancó el pétalo que la avergonzaba.

 

Adolorida, volvió con el Cerezo para poder tomar sus frutos. La flor camino de regreso al jardín encantado, con sus pétalos ya teñidos. La pobre flor, aún se encontraba adolorida por todo lo que tuvo que hacer para lograr ser bella, pero aun así ansiaba encontrar a sus amigas las Rosas, para mostrarles que ya era tan hermosa como ellas.

 

Cuando el Tulipán pudo llegar al jardín, encontró rápidamente a las rosas, pero no estaban solas; con ellas se encontraba su colibrí, tan hermoso como siempre. Se preguntó qué haría él con ellas, pero cuando empezó a acercarse pudo escuchar su plática.

 

- A todo esto, ¿Dónde han dejado a su amiga Tulipán? - La flor estaba feliz, su amor preguntaba por ella, había notado que ella no estaba ahí, pero cuando quiso hablar, una de las Rosas se adelantó.

 

- ¿Tulipán? Por fin nos desasimos de ella por un rato, la mandamos a pintar sus horrendos pétalos de nuestro bello color rojo, ¡Ja!, como sí eso la fuera ayudar, ella simplemente nunca será bella como nosotras.

 

El tulipán estaba devastada y confundida, ¿Cómo sus amigas podían hablar así de ellas?, ¿Es que ella no había hecho todo lo que le pedían? Deberían quererla. Triste, se decidió por seguir escuchando que era lo que tenían que decir sobre ella...

 

-Obviamente que nunca será igual de hermosa como nosotras, tan solo basta con verla para saber que no vale la pena.

 

-Entonces, ¿Sí no vale la pena por qué es que la tienen como "amiga”? - El colibrí se sentía intrigado por el comportamiento de las bellas Rosas.

 

- ¿No es obvio, Colibrí? Pensé que eras más que sólo bonito, obviamente está con nosotras para servirnos, es para lo único que sirve la tonta. ¿Y por qué preguntas por ella?

 

- ¿No será qué gusta la flor tonta y fea? - Preguntó otra de las Rosas

 

- ¡Claro que no!, jamás estaría con alguien como ella, además, las tengo a ustedes mis bellas Rosas, no necesito nada más y menos a una tonta flor como lo es Tulipán. - Respondió indignado el Colibrí, como sí fijarse en la pobre flor fuera el peor de los delitos.

 

-Más te vale, Colibrí, alguien tan bello como tú solo merece y debe estar con alguien tan hermosa como lo somos nosotras.

 

El tulipán quería morir, ¿Cómo era posible que se hubiera dejado engañar por esas tres Rosas tan podridas por dentro? Y su Colibrí, el que ella considero el amor de su vida, estaba burlándose de ella con sus "amigas". No podía creer que no lo descubrió antes... La pobre flor solo podía recordar todo lo bello que tenía y que sacrifico por seguir un ideal vacío como las tres rosas rojas. El tulipán les demostraría que ella no era una Tonta, se vengaría de las rosas y el Colibrí, pagarían lo que le hicieron.

 

Así el tulipán se dispuso a ejecutar su plan, se dirigió al arbusto de Belladona y le pidió algunos de sus frutos, la Belladona confundida se los dio, advirtiéndole de que sí consumía más de lo que debía perdería sus pétalos, así que, con el jugo de los frutos, el Tulipán fue a la casa de las Rosas y los convino con el agua de ellas, con el deseo de que estas aprendieran la lección. Una vez que termino, la flor fue hasta el nido del Colibrí, dejando unos de los frutos escondidos en el nido. Su plan estaba listo, ya no había marcha atrás... Ahora solo le quedaba esperar.

 

A la mañana siguiente, el Tulipán pudo escuchar los gritos de las Rosas Rojas, la flor corrió a su casa, encontrándolas en el suelo llorando y sosteniendo todos sus pétalos que alguna vez tuvieron puestos. El tulipán sabía que volverían a crecer, aunque esto tardaría un tiempo y no serían igual de bellos que los anteriores.

 

Todo el jardín sabía lo que había pasado con las Rosas, pero nadie sabía quién lo había hecho, las demás flores sospechaban de todos, menos del pobre Tulipán que se mostraba tan triste y preocupada por sus amigas. La flor líder del jardín, pronto inicio la búsqueda del responsable de tal tragedia. Hasta que llego al nido del Colibrí, donde pudo encontrar rastros de los frutos responsables del sufrimiento de sus amigas. El colibrí fue encontrado culpable del crimen y fue obligado a partir del jardín sin poder regresar. El tulipán estaba feliz de que hubieran aprendido la lección, pero aun así se sentía triste... Ya no se sentía bien en el bello jardín encantado.

 

Y nuestro bello Tulipán se fue decidió a partir del jardín para una nueva vida seguir. Así, la flor se fue y nunca más se volvió a saber de ella. Y así en el jardín encantado aprendieron que debían amarse a sí mismas y no debían ser malas porqué sí lo eran podían amanecer sin sus bellos pétalos coloridos.

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  • Autor: Adara (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 7 de agosto de 2021 a las 21:08
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 19
  • Usuario favorito de este poema: Lualpri.
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