Despedida y el nido

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Se iba destilando la mañana

entre el fragor del tiempo

que volaba por caminos de plata.

 

¿Te marchas?, pregunté...

y sin volver la vista...me marcho...

respondiste, con mirada triste.

 

Te entiendo, tu a mí no, pero te entiendo.

 

Quizás alguna vez podrás saber

lo cansado que puede resultar

vivir y morir al mismo tiempo.

Esa vida que es vivir muriendo,

morir de cansancio...rompiendo los sueños,

preñado de rabia, henchido de celos,

caminando descalzo sobre puñales de hielo...

 

Pero, ¿Qué o a quien puede importar?.

Acaso no quiero entender o no entiendo

que pasó mi verano...

que ha llegado mi invierno,,,

Caminante...si no es mucho esfuerzo...

al viento del Norte...

dale las cenizas de mi cuerpo muerto.

                       .   .   .   .   .

Allí, en la verde hierba...entre los álamos

hay un nido triste.

¿No te acuerdas...?, es el nuestro...

y está tan solo el pobre lecho...

¡Está tan triste, está tan quieto¡

Está pensando en tu silencio...en mi silencio.

 

¡ Caminante¡...recuerda...al viento del Norte...

las cenizas... de mi cuerpo muerto.¡

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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