Defectos

Jesus de los Angeles Valdivieso Alarcon

"No esperes que yo vaya"
me dijo triste
"No soy como te imaginas"
—Pero ven —le repliqué—
¡No puede ser para tanto!

Y cuando por fin llegó
grande fue mi asombro:
No tenía labios,
Ni siquiera tenía boca,
¡Pero qué hermoso me hablaba!

Y sin embargo,
ella se sorprendió aún más, 
al darse cuenta de que yo 
no tenía ojos
y aun así la miraba.

 

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