Ciempiés

Fátima Aranda

Siento que tengo cien años, que el sol me abrasa, acrecienta las manchas bronce que nacen cada día en mis manos ajadas y secas. Me ciega. Siento que el aire me estorba, me invade, me molesta. Ya no es esa brisa que me acariciaba el pelo haciendo que volara libre, como mi paso libre por este lugar que no me pertenece ni al que pertenezco. Siento que el mar ya no se mece, ni sinuoso se acerca. Ruge furioso cantando tempestades de viajes de ida. Se enfada, levanta su brazo irascible, da un manotazo a golpe de roca y ola salada porque es viejo y quisquilloso, y también tiene cien años como yo, y como yo está hastiado de poemas vanos que lo ensalzan, cuando sólo quiere descansar porque también tiene manchas en sus manos azules, frías y mojadas, quemadas por el sol impío y cruel que lo vigila amenazante. 
La primavera es sólo otro invierno más,  templado, tibio, que expande el olor de las flores asolando el suave aroma de la menta que atusa el sendero de mi puerta. Su olor ya no me embriaga, ni me remueve, más bien me turba, me empalaga, me marea. Siento que he vivido cien años. Me flaquean las fuerzas. Las piernas tiemblan, desfallecen, ya casi no se sustentan. Caminan y se mueven por inercia. Esa inercia que empuja hacia delante como quien entra en el túnel de un tobogán cerrado, angosto, presintiendo que nada va a detener el viaje hasta el final. Ni quiere. Ni le importa si llega, acaba o empieza.  Siento platear plomizos los mechones que caen en incesante cascada sobre las arrugas de una frente muerta que ya no piensa. Se llena de musgo y herrumbre, se le caen las hojas ocres y pierde el verdor juvenil que disfraza a la inocencia. Siento que tengo cien años, que tengo cien historias y cien finales, que he vivido cien vidas. Soy como el tiempo o el mundo o la noche o el llanto o la tierra. Vieja.

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Comentarios1

  • Jordi Tell

    Maravilloso, amiga!

    • Fátima Aranda

      Un millón de gracias, Tell.
      Te envío un gran abrazo.



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