Carta al dolor.

Tengo un puñal atravesando mi alma, llevo años envenenada y cada vez me consumo más y más, mucho no entiendo e igualmente no anhelo tal entendimiento, pero de verdad me gustaría soltar esta carga y que no duela más.

Quiero un abrazo, ya la almohada no me sirve tanto sin embargo amortigua el peso de mi cabeza y eso me sirve de algo; quiero gritar hasta perder la voz y así no escuchar mis quejidos en la noche y poder dormitar. Quiero sumergirme y no poder respirar, tal vez así sienta algo más, y es que lo llevo dentro, muy dentro desde hace tiempo.

Ya no hay color en mis ojos y el frío cala mis huesos, me duele el alma y las manos se me acalambran, me estoy congelando en el sordo sufrimiento y no me puedo mover, no me siento ya no siento. Duele saberse mejor como objeto, duele pensar en que los quiero lejos, en querer ceder a la agonía, y es que esto se volvió un cáncer con el que ya no puedo más.

Intento, de verdad intento mirar más allá, pero no puedo ignorar el sonido de las cadenas y el dolor de mis muñecas. Hay días en que mi columna no me sostiene más y caigo, me he lesionado y ya nada funciona igual, hoy es uno de esos días en que necesito algo, alguien y el dolor se vuelve más.

Ahora vivo resignada a caminar entre estas ruinas y recoger los fragmentos.

Vivo porque ya he muerto, pero volví y ahora solo queda repetir.

Ya lo pasé, ya lo viví, y me duele aún no saber cómo vivir con tanto lamento cuando ya ni me sostengo.

Autor:Dolcezza 🌹

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