MATRIA

Murialdo Chicaiza

Has parido, Matria,

a tu hijo tullido

vergüenza de haberlo parido.

No podemos amarlo pues

es nuestro escarnio.

Ha levantado la quijada del asno

para avergonzarnos y herirnos.

La Matria debió amarle

como toda madre ama

a su engendro

sin importarle

su alta traición y engaño.

Ese engendro estará presente

en las lágrimas del obrero

en el dolor de los desheredados,

en la tristeza de los conscientes

de los que miran al Sol

detrás de cualquier horizonte.

 

Él nos avergüenza

como el hermano borracho

de placer y poder.

Como el amante de la riqueza

y el buscador de falsos tesoros

como el que busca tesoros fáciles

como el timador

y el que levanta falso testimonio.

Matria dolorida, sufres dolores

por el peor de los partos

y derramas lágrimas punzantes

amargas y dolorosas.

 

Pero este dolor pasará

y tus lágrimas se evaporarán pues,

madre, dejarás que la justicia

ponga su reino de paz y verdad.

Los pueblos mirarán tu dolor

y te darán consuelo y paz

ante tu luto y tristeza.

Y olvidarás esa traición y los hermanos

harán justicia

ante el horror y la desvergüenza.

Tus dolores serán sanados

tu tristeza tornará en alegría

como la alegría de la madre

que recupera al hijo perdido

o al hijo que retorna

de un lejano país.

 

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  • Autor: lapiedraviene (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de junio de 2021 a las 15:47
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 43
  • Usuario favorito de este poema: Augusto Fleid.
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