Mi alma desnuda.

Mi alma desnuda    

 

Quiero sentir mi cuerpo como al nacer

. Inclinada sobre un rosario de deseos

que me incitan, quiero amanecer y acariciar

mi intimidad potencial, no me cubre vergüenza alguna,

¡porque nada puesto he de llevar!

 

Quiero que me sientas tal como soy, con una neblina

de pensamientos sólo me cubre lo que tanto siento

y llevo por dentro. Tristezas a nadie doy. ¿Penas? Si,

de esas que como cualquiera nos condena, nos marcan,

nos sentencia, hasta el alma nos ponen en cadenas,

 

desatándolas luego con otras que vienen después,

yo les envolví en fina muselina para adorarlas

y convertirla en revés.

¡Entonces las torno divinas! Mis alegrías las alimento

a diario con su preferido manjar el que se me antoje.

 

Aunque al expresar tanto mi rostro se me sonroje,

no me importa, fecha ni calendario, ellas se me provocan,

no solo con una copa del más exquisito vino, ellas danzan

entre la esencia de la vida y muchas que no concibo.

Suelto mi risa como cascada y me place que se entusiasmen

todos, es mi sentir dichoso, ante el capullo que se anuncia

esplendoroso, embriagándome con su tierno aroma,

con la evolución de la vida cuando asoma al sentir

 

cuando un niño también me besa,

crezco enfurecida queriéndoles cuidar su vida.

 

Cautiva del amor ahí detengo mi vida.

Acostada cerca de la playa mi cuerpo me lo apresa

una ola que viene fresca con cierta suavidad, cierro mis ojos

y me dejo llevar con ella, sintiéndola hasta en mi intimidad.

 

Me hace sentir divina y majestuosa sintiendo que mis manos

me convierten en poseída diosa. Si tú no estas, mis manos hacen

con mi cuerpo un hermoso plano, que entre el susurro

del mar y ese suave oleaje me calienta y me vuelvo salvaje

 

y siento tu recuerdo para mi auto satisfacción, eres tierno brebaje.

 

 

Ahogada y llena de emoción doy gracias a la vida

por tanta transformación. Siento un rocío de lluvia fresca

que me despierta y me vuelve a provocar, vuelvo a sentir más

y más. Entre ese inmenso mar la lluvia. la apuesta del sol,

la luna, tu cuerpo varonil...¡No puedo amor dejar

de sentir! ¡lo siento, quiero volverme a desahogar!

 

 

 

NellyCastell

(De mi primer libro "Donde nace el poema")