Piedra talar-.

Ben-.

Negruras del espacio contrito

fórmulas inexactas que declaran

a dios muerto

sombras que surgen de una mano

palomas disecadas en un afán indefinido

lo que me estrangula cotidianamente

ese pan de envergadura inmensa

atravesando las pantallas hasta culminar

cordilleras avasalladas por ejércitos intangibles

una burbuja donde se aplastan anfibios y duros anocheceres

con la mano que abrasa el paladar con jugo de adolescencia

nacen muertos los ídolos de antaño

satisfaciendo el neutro dolor de siempre

aferrado al ímpetu de buscar el delirio

que calienta el aire de los depósitos.

Nubes para siempre absorbentes

cuyo resplandor alimenta un jardín ominoso

lleno de luz igual que de odio

transcurre la vereda apaciguada y sin retorno

que se agarra a las cejas dolor de siempre

y ese martirio de las libélulas protegidas en sus cárceles

en beneficio de la antigua aristocracia tan juvenil

que voló por los aires azules entre cristales embalsamados

lleno de esa luz

de ese odio enquistado

de esa voluminosa distancia

que engendra una mano con su sombra

en la respuesta conjunta de la ira y el sacrificio

portales de disecada apariencia

donde sedientos de fe o dudas

postigos cerrados como nubes dolorosas

que apacientan sus rebaños bajo tierra

manos que crecen sobre endurecidas balsas

y esa terminación nerviosa de los ojos

como deltas de sigilosas llanuras

y grandes ríos sin perfume.

 

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