ELENITA (gracias)

GUILLERMO OSORIO TORRES

Voz tranquila y suave. Nunca se le oyó gritar o levantar su tono,

Su apariencia dulce y amigable. Rostro amable y apacible,

Rasgos notables, que sólo de alguien sosegado se podrían pensar,

Pero Elenita es fuerte y decidida. Gran luchadora de la vida. Energía.

 

Sí, Elenita es calmada y compasiva, pero también segura y decidida,

Fuerte y digna, dueña de su vida y de sus triunfos. Domina,

Como la Gran Helena de Troya. La antorcha. La flama. La fuerza.

Todo ello converge en tan bella dama. Nunca la tormenta la amilana.

 

Acaudalado manantial, que en momentos difíciles ofrece paz y libertad,

Pero que también, cuando es menester, brinda fortaleza y sobriedad,

Ya los años han pasado, pero Cronos no la derrotó. Su esencia afloró,

Ahí permanece, donde siempre, intacta, intocable, siempre triunfó.

 

Igual que aquella gran espartana, que la Guerra de Troya provocara,

Elenita nos lleva a la guerra, esa que nuestro novicio andar causara,

Nos ayuda a ver el camino. Nos da conciencia y congruencia. Paciencia.

Tal vez no lo vemos, no lo entendemos. El remedio nos da con prudencia.

 

Mucho tiempo me fui. No estuve. Me fugué. Ahora regresé y lo comprobé,

Esa Gran Señora sigue firme. En pie de lucha. Reposo sentí y me acerqué,

Orgulloso me sentí, de su mano conversé. El alivio en mí palpé. Sollocé,

La euforia a mí llegó, la conciencia me invadió. ¡Cosa tan grandiosa constaté!

 

Su sangre, de ella, de la grande, de esa aguerrida triunfadora de los tiempos,

Ese mismo plasma, ese mismo flujo, esa casta, esa estirpe, ese mismo linaje,

Ese, ese es el mismo que dignamente corre por mis propias venas. ¡Gracias!

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