-- Alimento del alma --

el brujo de letziaga

De modo fervoroso,
con latido fecundo y fresco el pensamiento,
al alma le doy sustento,
con mi rezo cristiano, su alimento diario...

 

¡Ay, mi Cristo misterioso!
Que al pie de tu pureza y de tu dominio
espero el eterno reposo,
tras de mi actual vivir en este destierro...

 

Y a tu corazón me fío...y me acojo.
Que pensarte es grato, mientras espero tu Reino,
propietario del Cielo,
cuánto hay en Ti de misericordioso...

 

Sálvame que estoy perdido,
porque yo soy... el que contigo poco estuvo,
y de lo cual me arrepiento,
por consiguiente, hoy te digo jubiloso que te amo.

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