Noticias de vos

E. G. Cortez

 

Tener noticias de vos

es como un salto hacia un lado,

porque no estoy ni más cerca

ni más lejos de vos.

Entonces hay que ser valiente y aprehensivo

porque debo convencerme de luchar

estril y sordo con lo que tus noticias dicen

nervioso por ver que voy a ver en ese destile

de letras y líneas que de pronto

en mi mente lee tu voz. 

 

Tus noticias son menos que el sobre

acaso las filatélicas estampillas no más.

Yo soy el que asisto a tus palabras

las visto desde su caladura lentamente,

las junto entre mis ojos para que sean,

le doy forma a lo que también me da forma

y luego conozco mi figura en vos.    

                                                    Otra lucha

que asume algún tipo de victoria en tus noticias

y que empala cariñosamente dentro de ellas

la lucha con remitente que me agendas.

Porque es verme desde ti

para verte en mi

Y entender que sos Sulima,

a costa de cualquier tiempo.

Sos lo que piensas que yo ya no sé

o que sin vos ya no sé recordar,

esa tu figura que no me llena

como ya nunca nada puede hacerlo,

ese tu ademán de porcelana entronado

que me espera pero no me llama. 

 

Cuanto tengo noticias de vos, las leo

como recluido en ese ejercicio mental,

sibilino y con primordial presteza.

Luego me voy encorvado al parque de los poetas

y ahí bajo el sol, sobre las bancas me quedo

apenas respirando, apenas viendo, apenas yo.

sufriendo sin descanso y sin darme cuenta.

 

Luego es cuando me doy cuenta    

                                                    es saberlo

cuando las estrellas somnolientas

se han olvidado de colorear la noche,

y el cielo se ha vuelto lo que una tumba debe ser

y es mi camino el que me lleva

mientras me siento en mis pies.  

 

Luego es cuando me doy cuenta    

                                                  es verlo.

Cuando al volver a la casa

la única que espera es la casa,

su aire destrozado 

que yo no puedo llenar con mi amor.

Y dentro de la casa, 

lo único que aguarda es la casa,

ese espacio que se abre prolijamente

y me abraza delicadamente sin vos. 

 

Es entonces cuando doloso asisto

a la urdimbre irremediable de tus palabras,

cuando cuelgo mi voz para ponerme la tuya

cuando mi cuerpo empieza a no tener lógica

y estoy como algo absurdo e incorregible

que se ha caído impasible en el campo

inútil, porque en la plenitud de su forma

se halla incapaz de volver a su estado natural.

Entonces las noticias son la noticia y la nada

lo que has asumido y lo que yo me atrevo  a asumir.

 

Tus noticias dicen que confías en tu exilio

mientras yo afirmo la duda en mi memoria,

dicen que yo también debería escribir algún día

y yo asumo que del cinismo ecléctico de los dos

me conformo con el nimio, acaso saber,

de que a veces (siempre de día porque tienes suerte)

te das cuenta, o entiendes, o te llega

la única noticia que a causa de no mandarla, la sabes.

 

Entonces es cuando yo siento

que es ahí cuando te da por escribirme

una carta abyecta de sí misma,

las noticias velo de las nuevas reales

llenas de cosas simples o que al menos lo parecen

"El azúcar de acá no endulza,

                                   tampoco el sol quema"

Llena de confesiones aunque no lo parezcan

  "Hoy me desperté exaltada,

                                   había soñado tu voz"

Escritas con tanto cuidado que dan ganas de llorar

    "Ojala que la nueva gente que veas

                                            sea buena contigo"

 

Me hace tanto mal los cuidados

con los que diligentemente me escribes,

esa condescendencia con la que pastoreas

la inclemencia de no responder a nada,

la insolencia de pretender que asumo todo.

Yo mas bien siento que todo lo sé,

pero es como si me faltara un lazo,

tus noticias tienen siempre

dos grandes mutilaciones

y aunque yo sé ser un dios benévolo

ante tus cuidados maternales

nada cambia la rígida realidad:

a mis creaciones les falta tu venia, tu asentir

y por eso nunca superan su fabulosidad

ni llegan a convencerme de mi veracidad.

 

Tus noticias traen anestesia para la lucha

pero actúa en reversa, el efecto te afecta

y la lucha estalla (luego del "Querido")

en mi con tu voz y a sabiendas

de lo bien que sabes, que la carta es el cuchillo,

que tus noticias no ocultan lo que tu voz pronuncia:

Eso en que se estrellan tus ojos negros

evitando que alcancen el borde de la cama,

eso que ya no se estira ansioso

porque es tu mano la que llega.

Aquí también algo llega, flamea y se congela

y es ese silencio que te valen tus anuncios,

tu pronto descubrimiento

de vos misma en vos,

de las dos razones por las que llegarías

a dejar finalmente de escribir 

(La primera; allá seguramente, detrás de tus letras;

la segunda; explicada, acaecida, lamentada

en las misivas que ni siquiera pienso escribir)

Y a la vieja hora de la pregunta,

comparezco sólido y confieso

a favor de la primera. 

 

Sin embargo 

a veces no pienso tanto las cosas

y tus noticias son el sueño contra el desvelo

de tus noticas tiradas sobre la mesa,

sobre el cajón, en la alacena, en mi.

Tus noticias son como una voz lejana

que está en todo y no conjura nada

 

Mientras tanto aprendo, como alguna vez,

a ir y venir por mi mismo. Solo.

Como cuando fui niño

porque vos también eras niña

y tus noticias venían de tus manos,

de la soltura de tus brazos y sus redes,

de tu conciencia aun revuelta en tu cuerpo,

de tu voz que sonaba con la mía

cuando tu noticias eran también las mías. 

 

Mientras tanto aprendo

con calma y sin dejarme sufrir mucho

a viajar sin por mayores ni sustos

peligrosamente, siempre lejos de vos.

A veces, con un par de amigos bajo el brazo.

Ya sabes como es, ya sabes como son

niños grandes sin vos

que se alegran y se echan a reír

hasta desparramarse en algún asiento,

se estiran, bullen y dicen cosas

hasta que alguno pregunta por vos

(siempre durante el viaje de retorno,

porque me hace falta suerte)

Y yo me hago el que no entiende bien las cosas,

el que no recuerda tus noticias bajo la almohada,

y mascullo y sonrío con los ojos cerrados

hasta que alguno de los otros me salva

de ese silencio en las respuestas

a esas preguntas que no se responder.

 

Luego se duermen esperanzados en mi

y no sé que más hacer 

sino leerles alguna poesía de turno

bajito, pausado, solemne

como el abandono de Dios o el tuyo

como si en realidad, pero más bajito, 

me leyera a mi mismo

con esa voz que antes me enseñaste 

cuando eras vos la que me leías

Poemas hoy olvidados, en algún librero sucio.

Antes, cuando sabíamos ir y venir juntos

felices en nuestro andar coaccionado.

Antes, cuando no le urgía tanto camino

a tus pies, a tu cuerpo, a tus ojos de pirita.

antes de la casa sola,

antes de las noticias en el buzón. 

 

  

 

Ver métrica de este poema
  • Autor: E. G. Cortezz (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 23 de abril de 2021 a las 21:18
  • Categoría: Carta
  • Lecturas: 16
  • Usuario favorito de este poema: Paco Jose Gonzalez.
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