Presa de tus caricias.-

La agreste brisa se llevó mi cabellera.

Así se llevó mi corazón esa caricia

traviesa de  esos tus dilatados besos,

que sea apoderaron de mi y de mi alma.

La reflexión se ocultó lejos y tomaste por

asalto mis más sensibles deseos de amar.

El pudor se hizo añicos ante tus demandas

y  las fecundas caricias que diste a mi cuerpo.

Los deseos cedieron paso a la pasión y

ya no fue posible apartar mi pecho del

tuyo y, menos, salir huyendo de tus labios.

Tus besos vencieron con ardor a los míos.

He regresado al marasmo de la soledad.

Hoy tus besos y tus caricias se me han ido.

Sólo queda el recuerdo de tus labios en mí.

Me llevaste desde el éxtasis al máximo rencor.

La ausencia y la soledad eternos insidiosos

de mi vida, se juegan entre sí mi vil fracaso.

Soy la del  amor apasionado y ello me signa.

Pero, te tuve y me tuviste, más allá de lo real.

Reposan en las memorias de mi cuerpo amante,

los privilegios de tus caricias tatuadas en mi piel.

Grabé en el alma, los desquicios de mi gran pasión. 

Me hice devocional por fuerza del amor entregado.

¡El amor es divino cuando los amantes van dispuestos

a ofrendar con sus sentires sus alma y sus cuerpos!