Los mirmidones...

Al Duborg

Diez millones de años antes de la extinción humana, el hombre por pura codicia entramó su existencia en un programa sistemático para subyugar a la naturaleza. Privatizó cuanto recurso natural hubiera, hasta el aire fue “monetizado” y justificando su cegado mal con rebuscadas palabras como: tecnología, desarrollo, crecimiento, progreso y justicia… fue extinguiendo a las demás especies. Aun estando consciente del daño ecológico causado, se quedó de manos cruzadas, hasta hallarse solo como especie existente en el planeta “Tierra” y no conforme con ello, no hizo el mínimo esfuerzo para detener tal debacle, alegando en su egoísmo, que para algo  había sido designado como la especie suprema, y el poder conferido era para ejercerlo. Haciendo caso omiso de su propia realidad, continuó repitiendo los mismos ensayos y obviamente los resultados obtenidos siempre eran los mismos, ubicándose en un punto de inflexión para la convivencia terrenal, poblando al mundo con más de veintiún mil  millones de habitantes… (21.000.000.000), Llegando al extremo poblacional  y ahora sin recursos naturales disponibles y con una atmósfera colapsada, tuvo que recurrir a la antropofagia como medida paliativa para diezmar el hambre y al mismo tiempo el crecimiento demográfico, convulsionando a los sectores más vulnerables de la sociedad, y no era para menos… los pobres se habían convertido en el manjar de los ricos y acaudalados. Ahora la guerra no era por los recursos naturales, sino por la propia vida. Y sin mucho que esperar, llegaba lo inevitable, una cuarta guerra mundial basada en el uso de armas biológicas que sirvió como arsenal bélico. Bastó un virus preformado en un siniestro laboratorio, para asesinar al 90% del “Homo sapiens”, y para aquellos que habían sobrevivido, una mutación del virus terminó con la existencia del hombre sobre la Tierra.  

 

Diez millones de años después, los árboles se balanceaban con la brisa de las montañas y los ríos rizaban el limo de sus orillas, hasta bañarse en la inmensidad del mar. Mirmidonia, era un paraíso habitado por una sociedad de hormigas civilizadas, donde existían tres clases sociales en constante armonía, donde la Reina a pesar de estar en el pináculo del orden jerárquico, tenía que parir sin parar con dolor y ser el ejemplo para comunidad de Mirmidonia. Los machos y algunas hembras fértiles se ocupaban también de procrear y de atender a las larvas, y luego de eclosionadas, tenían otra obligación, la de alimentarlas hasta que las crías pudieran valerse por sí solas, el resto de la colonia “formicidae”, la componían los jóvenes, quienes se encargaban del trabajo duro, pero con muy buenos incentivos en la producción de azúcar de frutas, no había quema  ni tala y era el único rubro necesario para la subsistencia de toda la población “formigráfica”… En el planeta Mirmidonia reinaba la PAZ, no existían ni religiones ni partidos políticos, no existían leyes porque era tan elevado el grado de civilización entre los mirmidones, que cada quien cumplía con su deber, por lo cual nadie exigía sus derechos, automáticamente les eran concedidos. La familia era el único orden social por excelencia, base fundamental para desarrollo de esta avanzada sociedad.

 

Los recursos naturales de Mirmidonia, se distribuían de forma equitativa, no había necesidad de privatizarlos… por lo tanto ni había ricos ni había pobres, no había contaminación, los mirmidones vivían felices. El superlativo civismo reinante en este "nuevo" planeta, prescindía de Fuerzas Armadas y Policiales represivas, de modo que no había la necesidad de construir cárceles, ni la necesidad para el espionaje y lo más insólito, pero increíblemente cierto, no existía en lo absoluto medios de comunicación tradicionales, ya que los mirmidones habían desarrollado a través de su evolución, unos apéndices sofisticados llamados antenas, capaces de transmitir verazmente cualquier información vía telepática… la noticia jamás podría ser manipulada, la Ciencia y la Tecnología eran de dominio público y estaban al servicio de todos los mirmidones sin exclusiones.

 

Un inusitado hecho, empezó a manifestarse de forma espontánea, algunos mirmidones estériles se convertían en cucarachas. Tal hecho, llamó la atención en la erudición científica de Mirmidonia, y a través de rigurosos y sofisticados estudios genéticos, pudieron comprobar que la extraña mutación era producto de un gen recesivo en estos individuos de la colonia mundial, y que después de diez milenios, aun el material genético tenía secuelas de la excesiva exposición radioactiva y de la garrafal manipulación transgénica de la segunda prehistoria. Estos curiosos casos ligados a la genética mirmidoniana tenían algunas variantes fenotípicas, como por ejemplo: unos eran de color amarillo, otros de color rojo, otros de color verde, otros de color azul, otros de color camuflado y otros albinos. Los mirmidones como especie, tenían un solo color en su exoesqueleto, todo su cuerpo era negro y sin matices, por lo tanto no había discriminación racial, la convivencia con los años había sido de mayor consolidación fraternal.

 

Las ahora cucarachas, aterrorizadas de trabajo y de otras supuestas injusticias, empezaron a conformarse en grupos minoritarios de acuerdo al color de sus exoesqueletos, los amarillos querían fabricar sus iglesias o templos para adorar a sus dioses, y sumar adeptos… pero los jerarcas detestaban el trabajo, los rojos querían formar sus partidos políticos porque ellos no estaban de acuerdo con el trabajo, pero si pretendían gobernar para que los demás trabajaran para ellos, los verdes proponían privatizar los recursos naturales ofreciendo la creación de la banca privada y así poner a disposición del público un mejor producto para el consumo, pero con precio de venta, con la condición que les fuera otorgada por concesión la explotación del medio ambiente y cierto tiempo después, comprar cada empresa en Mirmidonia, los albinos representaban las leyes, y exigían la aprobación de una Constitución, porque a su parecer el trabajo era contra-natura, los azules exigían medios de comunicación tradicionales, porque ellos no tenían sus antenas evolucionadas, los camuflados exigían la conformación de ejércitos para defender la soberanía de los pueblos.    

 

Los mirmidones, en vista de los repentinos acontecimientos, nombraron un Concejo de Sabios para dar respuesta a los movimientos  “subversivos”, pero en definitiva… quienes tenían la última palabra en las decisiones del Concejo Supremo, era el pueblo mirmidoniano y así se dio comienzo al debate, cada grupo minoritario expondría libremente sus exigencias. Activadas todas las antenas del planeta para la conferencia telepática, casi quince mil millones de mirmidones estaban conectados simultáneamente y con pantallas telerreceptoras encendidas para que los "mutantes" tuvieran noción en tiempo real de los acontecimientos. De esa manera se daba inicio a sus respectivas sesiones.

 

Los Amarillos, fueron los primeros en exponer sus inquietudes. Buenos días, exclamó su líder y dirigiéndose ante el Concejo de Sabios y al mundo mirmidoniano, expuso lo siguiente: hemos venido ante ustedes su excelencia, a exigir se nos otorgue la libertad de construir nuestros templos para adorar a nuestros dioses, porque por Naturaleza, cada individuo mutante o no, tiene el libre albedrío de creer en lo que quiera y en quien le parezca…

 

El Consejo Sabios. Señores Amarillos, les recomiendo mirar a los telerreceptores, ofrecemos nuestro respeto y a continuación nuestro veredicto: nosotros los mirmidones, promulgamos el amor entre hermanos… nos amamos los unos a los otros, en pocas palabras Señores Amarillos, el amor es el verdadero "Dios" de Mirmidonia y de acuerdo con lo expuesto por su representante les decimos, que tienen  libertad de credo, el que quiera amar que ame y él quiera odiar que odie, pero sin hacer daño a nadie, en nuestra sociedad no existe el odio, y para atender su otra propuesta, aquí en Mirmidonia ni la reina tiene casa propia, así que es improcedente la construcción de dichos templos, y el planeta no tiene porque construir templos, en el peor de los casos, si así lo desean… Construyan ustedes sus templos. En Mirmidonia, igual que los demás, ustedes Señores Amarillos, deben cumplir con su trabajo, aquí nadie es más que nadie… no existen sociedades privilegiadas, así que por Naturaleza, deben ganarse el pan con trabajo, es todo Señores Amarillos, tienen derecho a réplica….

 

Señores del Concejo de Sabios, hemos deliberado y les decimos, que a nosotros no nos gusta el trabajo… y no tenemos como construir templos. Es todo señores del Concejo.

 

Señores Amarillos, tienen derecho a no querer trabajar, pero no tendrán que comer, pues todos aquí en Mirmidonia trabajamos por igual, así que ustedes por su malcriada decisión, estarán condenados a morir de inanición.

 

Prosiguieron los Señores Rojos y después de todo el protocolo. Nuestras propuestas abordan las siguientes exigencias: queremos conformar partidos políticos para que cada uno de nuestros líderes, se encarguen de gobernar y de controlar los recursos naturales de Mirmidonia y darles el uso que a nosotros más nos convenga y del incentivo producto del esfuerzo de los trabajadores, demandaremos sus respectivos impuestos y de antemano les decimos, Señores del Concejo de Sabios… que odiamos el trabajo.

 

Señores rojos, sus propuestas ante el mundo, son improcedentes, la política es un arte de carácter ético, y sus intenciones no lo son, nosotros los del Concejo de Sabios, somos servidores públicos, no manejamos presupuestos y por ende, no devengamos incentivo alguno, y si han decido no trabajar, entonces no tendrán otra opción que la morirse de hambre. Tienen derecho a réplica…

 

Los señores rojos decidieron unánimemente no replicar.

 

A continuación los Señores Verdes. Señores del Concejo de Sabios, ofrecemos nuestro respeto, nuestras propuestas son las siguientes: queremos privatizar todo recurso existente en nuestro planeta, crear el papel moneda y a través de la banca privada, apoderarnos del mundo para poder comercializar cualquier producto refinado, y que los jóvenes mirmidones, sean esa fuerza de trabajo para ofrecerle al pueblo de Mirmidonia los mejores productos. Al principio trabajaremos sin descanso, pero una vez alcanzados los objetivos, jamás trabajaremos. El trabajo es para los de las clases más desposeídas.

 

Señores Verdes, sus propuestas son hasta ahora las más inmirmidonianas, nosotros hemos administrado equitativamente cada recurso natural, sin alterar su equilibrio. Los jóvenes son la fuerza de trabajo es cierto, pero por trabajar se les compensa justamente y se les incentiva, concediéndoles tres terrones de azúcar de frutas más por día de trabajo que al resto de la población, que somos todos, y cuando ya no tienen una edad apta para el trabajo duro, pasan a procrear y al mantenimiento de los mirmidonianiños, porque los recursos del planeta Mirmidonia son de todos los mirmidonianos, no de particulares y por tales motivos, también son improcedentes sus propuestas, son libres de no querer trabajar, pero tendrán por consecuencias, el mismo final que los dos casos anteriores. Tienen derecho a réplica…

 

Señores del Concejo de Sabios, decidimos no hacernos del derecho a réplica.

 

Era el turno de los Albinos: Señores del Concejo de Sabios, en nombre de las minorías, exigimos ante su excelencia, redactar una primera Constitución mundial y luego de su aprobación,  incluir a todos los "mutantes", y permitirnos ejercer libremente el derecho como “ciencia” social y a través de las leyes, garantizar la igualdad de todos los mirmidones y "mutantes", pero también nos oponemos al trabajo…

 

Señores Albinos, sus propuestas nos han hecho deliberar con mayor profundidad, pero hemos llegado a una sabia decisión, ustedes no están excluidos de nuestra sociedad, tienen los mismos derechos y deberes que cualquier ciudadano mirmidoniano, además, nuestro elevado sentido de civismo en la sociedad de Mirmidonia, nos permite convivir sin diferencias y no es necesario que impongamos leyes para mantener el orden, aquí en Mirmidonia, todos tienen que trabajar. Así que sus propuestas son irrelevantes e improcedentes. Tienen derecho a réplica.

 

Señores del Concejo de Sabios, proponemos trabajar menos y que se nos den más incentivos que los que trabajan a plenitud. Es todo señores del Concejo.

 

Sus propuestas son más que injustas y como buenos “legalitarios”, tratan de confundir con sus sofismas, por lo cual estarán condenados a morir de inanición.

 

Tocó el turno a los señores Azules: Señores del Concejo de Sabios, ante ustedes nuestra propuesta, debido a nuestra involución genética, científicamente comprobada, exigimos a ustedes la creación de medios de comunicación tradicionales, para nosotros manejar nuestra propia información y devengar de ese servicio nuestro sustento, porque no estamos de acuerdo con el trabajo que ustedes ofrecen.

 

Señores Azules, su propuesta ha sido desestimada por carecer de lógica, ya que nuestro sistema telepático es veraz, y está abiertamente a su disposición a través de sus telerreceptores. Ustedes mismos lo acaban de acotar, nuestra evolución genética, también está científicamente comprobada, es imposible manipular la información… La mentira solo existe de manera remota, porque en la sola intención es descubierta y en nuestro planeta, lo único artificial, son los telerreceptores para el bien común. Señores Azules, tienen derecho a réplica…

 

Señores del Concejo de Sabios, no ejerceremos el derecho a réplica…

 

Continuemos con los Señores Camuflados: nosotros los Camuflados, exigimos de manera categórica ante ustedes, la creación de unas Fuerza Armadas, y también exigimos se nos otorgue el carácter beligerante de rigor, y se nos asigne un presupuesto abierto para la fabricación de armas de guerra con el fin de garantizar la soberanía mundial contra cualquier ataque externo… y no queremos ser obreros de nadie.

 

Señores Camuflados, sus propuestas son inadmisibles ante este honorable Consejo y ante el mundo mirmidoniano. El único ataque externo, está representado por el grupo de "mutantes", que sólo representa el 1% de los quince mil millones de mirmidones que habitamos el planeta, y el solo hecho de otorgarles armas bélicas y que estén bajo su dominio, sería exponer a toda una población a su merced, las posibilidades de conspirar contra la armoniosa convivencia sería inminente. Con respecto a no querer ser obreros de nadie se les acepta, pero si no trabajan no tendrán nada que comer, y para aclarar el otro punto, en Mirmidonia solo son obreros los jóvenes, porque ellos son la fuerza física productiva, pero tienen incentivos que las otras dos clases sociales no tenemos, y el mejor ejemplo, es el de nuestra Reina, por lo cual quedan descartadas ambas propuestas. Tienen derecho a réplica.

 

Hemos decidido no ejercer el derecho a réplica…

 

Una vez escuchada su decisión, ya saben cuál será su futuro, morir de inapetencia.  

 

Hacemos un llamado a toda la teleaudiencia para que desde sus lugares, nos hagan saber si están de acuerdo o no, con las decisiones tomadas por el Concejo de Sabios.

 

Un rotundo e impactante 99% de los mirmidones, votaron a favor de las decisiones del Concejo de Sabios, y a los grupos insurgentes, no les esperaba otra cosa que la muerte, pero no por la imposición de alguna tiranía, morirían de hambre por querer ir en contra de la Naturaleza de su planeta. Luego de este episodio en la vida de los mirmidones, y gracias a su avanzada dotación científica, se logró aislar el gen recesivo, secuela de la segunda prehistoria y no hubo jamás una "mutación" en Mirmidonia.

  • Autor: Ángel Leonardo Duno B:. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de abril de 2021 a las 12:22
  • Comentario del autor sobre el poema: Hoy es una utopía, pero antes de lo pensado ocurrirá...
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 70
  • Usuarios favoritos de este poema: Augusto Fleid, Paco Jose Gonzalez.
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