Los cohetes no me gustan

Xabier Abando



 

Los cohetes no me gustan,
ni tampoco los petardos,
que lo sepan los bastardos
que los tiran, que me asustan.

Puede que lo hagan aposta
porque saben que me aterra,
refugio, hasta bajo tierra,
busco hallar a toda costa,

En la calle ese estallido
a escapar, despavorida,
diría que de estampida, 
me impulsa, a norte perdido.

Inclusive estando en casa,
un ambiente protegido, 
tiemblo a rabiar con el ruido
hasta que todo se pasa.

Quien así se quejaría,
si supiera hablar, es Rita,
mi encantadora perrita,
y en esto la apoyaría

plenamente solidario
el buen Fellini, mi gato,
que, aunque fiero, es timorato
y en lo alto de un armario,

se refugia un rato largo
sí se siente amenazado
por el ruido inusitado
de un cohete o de un petardo,

o de cualquier otro ruido
que le provoque ansiedad
temor, inseguridad,
por, quizá, un sexto sentido.

Cuando ordene quien gobierna
que el comprador de un cohete
lo explote inserto en su ojete
o en medio de su entrepierna,

pondrá fin a esos maltratos
de los pobres animales,
inclusive racionales,
que pasan tan malos ratos.

© Xabier Abando, 11/04/2021

 

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