Ahora mismo estoy escribiendo una novela. No sé cuánto tardaré en terminarla, pero siempre hay espacio para un poema. Gracias por leer. Un saludo.
Ha muerto el jardín de la tía,
se ha secado como un hueso;
murió porque ha muerto la tía,
y no hubo vida después de eso.
La tierra llora sola, la extraña;
ya no se alimentan de su mano
los gorriones en la mañana,
y ahora sus cantos son llantos.
El sol ya no aviva la huerta,
ni la piel de la tía Olga;
ahora solo quedan sombras
de ramas esqueléticas y solas.
Ya nadie quiere plantar flores
donde la tía cuidaba su jardín;
no hay aromas, sabores, colores;
se llevó todo para un gran festín.
No quiero regresar a tu casa, tía;
disculpa, no es tu culpa, es la mía.
No lloré lo necesario en su día,
y me guardé esta cruel melancolía.
Quiero creer que estás creando
una huerta y un jardín de rosas.
Espérame, que voy llegando…
¡Dame dulce de higo, tía Olga!
—Felicio Flores.
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Autor:
Felicio Flores (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 3 de abril de 2021 a las 09:15
- Comentario del autor sobre el poema: Dedicado a mi tía abuela, Olga.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: Alberto Diago, Lualpri
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