Desconsuelo

Haz Ámbar

   Cuando vuelva

la lluvia

a caer fina

sobre mi rostro

este de cristales opacos,

entonces hallaré un destino

para mis flechas

que vienen 

de inundar tantos barcos

como la memoria concede.

 

   Son días

que se van turnando

para aletargarme

la verdad de mi alma,

muchos caminos

en la soledad del naufragio

entre espumas

de lo más delicadas,

pasos sin rumbo

que antaño guiaron

mi pulso temblando

ante situaciones 

de lo más complicado...

 

   He de callarme 

y decirlo

para siempre en voz baja.

Las estrellas,

mientras,

tejen su canto entre estatuas

alzadas a un dios

que en misterio mantiene su nombre

sin igual

en mis páginas.

Solo las nubes podrían ocultarme

cuando estoy yo rezando

según los usos no habituales.

Porque lloro sin lágrimas

un dolor me desangro...

 

   Pienso en tus brazos

con un fulgor no de carne.

En tus labios

que sirvieron cual gasa...

Te sostengo 

por la cintura

como una flor 

de mi ser ya arrancada

y examino los poros

de mi memoria salvaje

porque encuentro de nuevo el placer

donde nunca esperara

verlo renacer de su abismo escarlata.

 

   Cerrado en mi cuarto

te escribo las cartas

que nunca pensara,

y voy llenando más páginas

como así pronto me sale.

 

   Fue un error mío o tuyo

o tal vez no, de nadie...

 

   Y ahora duele

y es tanto

o más

de lo que se me pueda hacer soportable;

corren mis ansias locas

por volver a tu lado

pero he refrenarme.

 

   Sudo un licor

de nostalgias

que me han socavado.

Tan profundo en el alma

mi dolor me lo guardo...

Bésame esta hemorragia

por la que se me escapa un pesar.

Dentro una bestia

aúlla

desconsolada

ante tu luna secreta

suplicando la sangre...

 

Ya soy libre

de que aún me engañes.

Me imagino

lo que será asegurado.

 

   Una voz 

en el viento

me llama...

Busco la calma

de verme enterrado

entre palabras

de lo más duro y vasto,

y no pararé hasta encontrarla

donde ya estaba a mi lado

pero lo olvidé tiempo atrás.

 

   Estoy perdido en la jungla

del caos mío urbano;

mis ojos atraviesan la penumbra

tras la que trato

de ver aún algo.

Ya no me siento realmente

cualquier otro ser humano:

soy un perro de presa

remordiéndome estos labios...

Tantas cosas que aún me callo

me vuelven preso de mi ánimo,

de esa sensación

de las que todas las demás 

son sucedáneas,

secundarias, 

que se las lleva pasajeras

cualquier aire.

 

   Tengo un motor

que me revienta

ante cualesquiera circunstancias.

Todo lo rompo

hasta que quedo en pedazos

empezado a morder

por la rabia.

Veo el tiempo pasar

como nubes ante mi ventana,

que hoy cubren

lo que quede de mí

algo.

   Tiemblo esperando

de la vida

aunque sea un fracaso...

Soy un ser 

de lo más insignificante

considerando el espacio

aparte del que nos aparta

y yo alargo

tocándote aún más...

 

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Comentarios2

  • alicia perez hernandez

    SE DISFRUTA PASAR A LEER...
    SALUDOS POETA

  • No soy Eris

    Preciosas palabras del alma...

    • Haz Ámbar

      Gracias Gracias



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