A mí sombra

kurdo

El idioma que habito es de silencios fríos, de verbos cansados y puntos suspensivos. Desalineados adverbios que viajan a pelo en el lomo de la lengua de un rodeo de sílabas salvajes y furiosas que golpean tu imaginación, mientras juegas a imitar cada movimiento perezoso de mi desteñido cuerpo me divierto viéndote tropezar con mis enfurecidos recuerdos.

Por si lo llegastes a olvidar yo te doy vida delante del sol y te arranco el alma cuando derribo la luna...

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